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MITO


La palabra griega mythos hace referencia al discurso o narración de las gestas de los héroes y de los dioses con que el pensamiento prefilosófico explicaba simbólicamente, a través del ejemplo de las vicisitudes narradas, los grandes problemas relativos al origen del mundo, de la humanidad y de las instituciones.

Aunque la distinción entre mito y razón sea intuitivamente evidente, resulta difícil establecer con precisión cuál es la naturaleza y cuáles son los procedimientos del pensamiento mítico; así, sobre esta noción se desarrolló un debate que ha estado presente a lo largo de toda la historia de la filosofía. Dos han sido las principales interpretaciones barajadas, a saber:

  • El mito, incapaz de demostrar racionalmente sus propias afirmaciones, se ha mostrado a veces como una forma de intelectualidad imperfecta, contrapuesta y subordinada al discurso lógico: un intento fallido de explicar desde una perspectiva racional la naturaleza;
  • Por otro lado, se ha subrayado que el mito siempre posee su propia coherencia interna, es capaz de expresar igualmente niveles profundos de comprensión (mediante procedimientos pre-racionales, emotivos, simbólicos, estéticos) y, por tanto, puede ser considerado como un tipo de pensamiento autónomo, diferente y no comparable con el científico.

Los filósofos griegos encontraron un punto de cohesión en la condena de los procedimientos del pensamiento mítico, acusado de no prever y de no exigir ningún tipo de demostración lógica (toda la filosofía en su complejidad nació a partir de una dura contraposición a esta mentalidad antigua y tradicional). Platón fue la única y parcial excepción: no vaciló en aprovechar la capacidad del mito de <decir lo indecible>, esto es, de expresar según verosimilitud intuiciones tan profundas que superaban los límites de la razón y, por esto, inexpresables según verdad.

En el marco del desprestigio general sufrido por el mito, que se prolonga hasta el s. XIX, la excepción estuvo representada por G. B. Vico (Principios de una ciencia nueva, 1730), quien vislumbró en el mito una sabiduría poética primordial: la capacidad de los hombres primitivos de usar la fantasía para dar una explicación a la naturaleza. 

La intuición de Vico, que vio en el mito una forma de conocimiento diferente pero no por ello inferior a la argumentación racional, fue retomada en el s. XX por diversas escuelas de pensamiento: la etnología (el estudio de los pueblos anclados todavía hoy en el estado tribal) de Lévy-Bruhl y la antropología (el estudio de las condiciones típicas de la humanidad en general) de Lévy-Strauss han subrayado cómo el pensamiento primitivo sigue reglas y leyes de coherencia interna muy fuertes, aunque abiertamente diferentes de las de la lógica argumentativa.

Finalmente, E. Cassirer (Filosofía de las formas simbólicas, 1925) ha detectado la esencia de la modalidad mítica del pensamiento en la incapacidad de distinguir entre el contenido y la forma del símbolo (-->), es decir, entre el ámbito de lo concreto y el ámbito de los significados (de esta forma, la luz y el Sol no son sólo <representaciones> de la divinidad, sino divinidades en sí mismas).


TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO