En la articulación del proyecto enciclopédico de Aristóteles (--> Pensamiento horizontal), desempeñó un papel fundamental la noción de sustancia, a la que el filósofo confió la delicada tarea de definir los límites de cada ciencia y las reglas generales del pensamiento, y que convirtió en idea central de su <filosofía principal> o metafísica.
Aunque Aristóteles examinó sus diferentes significados de manera bastante rigurosa, el sentido último del término sustancia se puede intuir fácilmente porque expresa lo que en el lenguaje ordinario se llama esencia de algo: es decir, aquello que es estable y duradero en un objeto (no temporal, efímero o accesorio) y sin lo cual éste deja de ser lo que es. La sustancia (del latín substare, <estar por debajo>) define aquella parte de un objeto que no cambia, aunque sus aspectos menos relevantes, denominados por Aristóteles <accidentes>, cambien. Por ejemplo: la sustancia <humanidad> es la cualidad primaria que se encuentra en cada individuo, a pesar de las diferentes variaciones debidas a la edad, a la raza y a las particularidades subjetivas. Es la cualidad común a todos los individuos de la especie humana y define sus límites. El contenido diferente de cada sustancia delimita, asimismo, su amplitud: la <vida>, por ejemplo, es aquella sustancia que se encuentra no sólo en todos los hombres y mujeres, sino también en los animales y en la plantas.
Según creyó Aristóteles, la elaboración de una teoría de la sustancia que sea capaz de describir cómo utiliza la mente humana esta noción, permitiría explicar el uso de los conceptos, resolviendo el problema de la definición (tí esti: -->) de la que había partido Platón, sin tener que recurrir a un mundo sobrenatural. Por ejemplo: el concepto de <caninidad>, en función del cual podemos distinguir entre un perro y un gato, no sería un recuerdo del alma, como afirmaba Platón, sino una categoría mental que discrimina los animales debido a su sustancia diferente. Por tanto, no existe en absoluto ninguna <caninidad ideal>, y Aristóteles rebate de este modo el punto esencial de toda la doctrina de Platón: la existencia del mundo de las ideas (--> Idea platónica).
Por otra parte, y según Aristóteles, si el razonamiento científico puede utilizar con éxito la noción de sustancia, el único motivo es que el mundo, en su misma realidad, está constituido efectivamente por sustancias diferentes, tal como lo demuestra en el ámbito de la lógica el principio de no contradicción (--> Inferencia).
Por tanto, a la gnoseología de la sustancia le corresponde una ontología de la sustancia: el ser de cualquier cosa coincide con su esencia o sustancia, el ser es la razón por la que una cosa es aquello que es. En este sentido, Aristóteles afirmó que el ser ontológico no es único, tal como decía Parménides (<el ser es>) ni doble, como planteaba Platón (cosas sensibles e ideas sobrenaturales) ni siquiera tiene un número infinito como los átomos de Demócrito, sino innumerable: hay tantas sustancias como los géneros de las cosas que componen el Universo (y forman los conceptos del lenguaje).
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO