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SENTIDO COMÚN




El intento desarrollado a partir de la Segunda Guerra Mundial de construir máquinas dotadas de inteligencia artificial ha reproducido en términos científicos el problema del sentido común, la incomparable capacidad de los seres humanos para adoptar decisiones razonables y equilibradas incluso cuando la solución no está determinada por evidencias lógicas.

Los mayores éxitos de la cibernética (la ciencia de la programación de las máquinas) se han obtenido con los sistemas expertos, programas limitados a un campo lo más restringido posible.

La ventaja consiste en delimitar el número de las nociones utilizables, cada una de las cuales se puede definir en términos exactos. En estas complejas prestaciones especializadas (desde el juego del ajedrez a la solución de problemas teóricos, el ordenador iguala y supera las capacidades del hombre.

Sin embargo, el gran reto de la inteligencia artificial estriba en la reproducción de las modalidades ordinarias y no especializadas de la inteligencia. He aquí cómo plantea el problema M. Minsky (La sociedad de la mente, 1989): <Lógica es una palabra que utilizamos para enlazar las ideas. Pero dudo que la lógica deductiva ejerza una función importante en el pensamiento ordinario. Ninguna persona sensata se fiará jamás de una larga y delgada cadena de razonamientos. En la vida real, cuando escuchamos un argumento, no nos limitamos a controlar cada uno de sus pasos, sino que tratamos de comprender también si lo que se nos ha descrito parece plausible>. Aunque el sentido común no ofrezca certezas absolutas, posee sin embargo unas cualidades que parecen esenciales en una inteligencia: la ductilidad, la sensatez, la capacidad de comprender cuándo una palabra significa lo contrario (--> Ironía) o deducir su verdadero significado del contexto (por ejemplo, cuando un camarero pregunta <qué plato desea comer el cliente).

La razón débil de la vida ordinaria atribuye valor concluyente a la ostensión (la simple aportación de un ejemplo), recurre a la metáfora y a la analogía (es decir, explica una cosa hablando de otra), se sirve de generalizaciones (ilógicamente impropias) de observaciones inductivas (--> Inducción). Un razonamiento ordinario raras veces se desarrolla por deducción y con frecuencia se construye a imitación de un modelo arquitectónico: hay argumentos básicos o inestables, pruebas de sostén, observaciones fundadas.

Paradójicamente, es precisamente la debilidad de estos procedimientos mentales lo que no se consigue implementar en las máquinas. En el intento de emular estas habilidades humanas, los teóricos de la inteligencia artificial han elaborado numerosos programas de investigación. Dos destacan por su especial importancia:

  • elaboración de una lógica borrosa (fuzzy) capaz de reconocer los estados de incertidumbre y capaz también de definirlos según grados de difuminación (por ejemplo, comprender la frase <hoy el tiempo es fresco>, en el sentido de que la temperatura es a un mismo tiempo un poco fría y un poco cálida);

  • elaboración de redes de conexión capaces de llevar a cabo una forma de adiestramiento del ordenador, a través de un método empírico de pruebas y errores.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO