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MÚSICA DE LAS ESFERAS



A partir de la convicción según la cual el mundo posee una naturaleza matemática, Pitágoras llegó a una conclusión extraordinaria: todo el Universo debe considerarse como un enorme instrumento musical. Los planetas y las estrellas, en su movimiento, emiten determinadas vibraciones sonoras como si fuesen un carillón formado por engranajes concéntricos, y producen de esta forma una especie de música divina (Saturno emite la nota más grave; la Luna, la más aguda). Si los comunes mortales no logran oír este concierto celestial, se debe únicamente a la costumbre. Puesto que lo escuchamos desde el nacimiento, estamos habituados y ya no somos capaces de oír este sonido, como a menudo ocurre con un ruido constante. Plotino, en las Eneades, sostiene que <existen algunas armonías que los sentidos no pueden percibir; sin embargo, son la fuente de las armonías manifiestas>.

Muchos pensadores griegos, no sólo los pertenecientes al círculo pitagórico, compartieron la idea de la <música de las esferascelestes; tanto Aristóteles como Platón la apoyaron, mientras que el filósofo judío Filón de Alejandría (20 a.C.-50 d.C.) comparó el cielo con una lira de siete cuerdas.

En virtud de una paradoja bastante habitual en la historia de la ciencia, esta creencia metafísica y extracientífica ejerció un efecto propulsor en el desarrollo de la denominada revolución copernicana (-->) del s. XVI. Kepler (1571-1630), quien fue al mismo tiempo un moderno científico y un pensador <pitagórico>, indicó claramente las notas musicales emitidas por los planetas en su ensayo sobre las Armonías del mundo (1619) a partir de su fe en la perfecta regularidad de los movimientos celestes. Además, y gracias también a su inquebrantable fe pitagórica, Kepler es recordado en la historia de la ciencia como uno de los protagonistas de la revolución astronómica por haber demostrado la geometría elíptica de las órbitas planetarias mediante las denominadas <tres leyes de Kepler>. De hecho, fue justamente el intento de demostrar la existencia de la música celeste (al mismo tiempo que una extraordinaria capacidad para poner en tela de juicio sus mismas hipótesis) lo que le condujo a su gran y definitivo descubrimiento (--> Descubrimiento/justificación).

También la religión cristiana se acercó con interés a la hipótesis de la música como una revelación de la realidad divina, y estableció una relación íntima entre número, música y ángel (-->) músico (uno de los temas más difundidos de toda la iconografía religiosa). <El ángel músico encarna los mismos valores que posee el concepto cosmológico de número; así, tanto el número como el ángel se encuentran en el límite entre la realidad material y la espiritual> (M. Bussagli, Historia de los ángeles, 1993).

Una creencia similar, en algún aspecto, a la doctrina pitagórica (es decir, que el mundo habría nacido a partir de una sonoridad originaria) se puede rastrear en muchas civilizaciones arcaicas: los egipcios pensaban en una <carcajada cósmica>, otras poblaciones hablan de una <sílaba que resuena>, un <grito de Dios>, etc. En el mundo oriental existe toda una teología de la sílaba originaria (AUM), a partir de la cual, mediante un proceso de materialización progresiva, nacerían las divinidades, la Tierra y, con ella, todos los seres que moran en ella. 



TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO