Uno de los rasgos más importantes de la epistemología contemporánea es la distinción entre el contexto del descubrimiento (el momento creativo en el que el científico inventa o descubre la solución de un problema) y el contexto de la justificación (es decir, el momento ulterior en el que la solución es puesta a prueba y se confirma mediante un experimento o una definitiva argumentación deductiva).
Los dos procesos son distintos: mientras que el segundo es de carácter público y lógico, el primero es de naturaleza más íntima y psicológica y, en algún sentido, mantiene un halo de misterio. No hay una explicación adecuada para el fenómeno de la creatividad (--> Genio) capaz de describir cómo y por qué algunos individuos, y no otros, consiguen desarrollar las ideas más apropiadas. Las nuevas ideas científicas no nacen de una elaboración lineal de otras ideas precedentes, como a menudo parecen indicar los libros escolásticos. La indagación histórica demuestra que las intuiciones científicas, como todas las demás, no cuentan con fuentes privilegiadas y pueden nacer de la fantasía, de los prejuicios filosóficos o religiosos, del sueño e, incluso, de la ebriedad. Muchas otras teorías pueden nacer de errores clamorosos o de convicciones ajenas a la ciencia; por ejemplo, la verdadera historia de la revolución astronómica del s. XVI, tal como la reconstruyeron los historiadores de la ciencia contemporánea, muestra a las claras cómo el predominio de nuevos paradigmas (--> Paradigma) ha estado siempre condicionado por convenciones metafísicas como la magia, el mito, la numerología pitagórica o el misticismo neoplatónico. Un ejemplo clásico es la manera en la que Kepler descubrió el <movimiento elíptico de los planetas> tomando como punto de partida los <juguetes de Baco>, inventados por Platón (--> Estereometría). Según Kuhn, cabe establecer una distinción entre la historia interna (la que corresponde a su justificación) de cada ciencia y la historia externa. Mientras que la historia interna de una ciencia se puede reconstruir racionalmente basándose en secuencias de argumentos lógicos y en evidencias experimentales, la historia externa se halla estrechamente conectada a una compleja trama de problemas institucionales, convicciones ideológicas, presiones políticas y prejuicios, elementos todos ellos que pueden favorecer, obstaculizar o, al menos, condicionar el pensamiento científico.
Dentro de la perspectiva epistemológica generada por el principio de falsabilidad (--> Verificación/Falsación), esta distinción adopta un significado particular: si se deja de lado la idea de que cualquier teoría puede ser probada de manera definitiva y se acepta la existencia inevitable de teorías alternativas en todas las áreas del saber, se enfatiza una perspectiva dinámica en la que lo principal es el crecimiento de la ciencia.
Este nuevo punto de vista implica profundas consecuencias didácticas: un tema en el que, desde un punto de vista crítico, insisten todos los epistemólogos contemporáneos. La formación escolástica no favorece la creatividad científica de ninguna nación: reducir la ciencia al único momento de la justificación lógico-experimental produce investigadores incapaces de realizar descubrimientos.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO