La primera reflexión urbanística durante el humanismo fue planteada por Leon Battista Alberti (1406-1472), arquitecto, teórico de arte y uno de los filósofos más representativos del s. XV. Fue también el autor de tres tratados (Sobre la pintura; Sobre la arquitectura; Sobre la escultura) que serían el punto de partida de la renovación de las artes visuales del Renacimiento. De personalidad polifacética y dotado de grandes inquietudes humanísticas (fue también literato y poeta), más que un <constructor> (como lo era Brunelleschi) fue un intelectual absoluto y un estudioso del clasicismo, pero sobre todo de las doctrinas de Platón, en las que encontró útiles indicaciones para la arquitectura y el urbanismo. Platón había hablado de la ciudad ideal en su gran obra (La República), insistiendo especialmente en la estructura política más que en la edificación; el filósofo definía el prototipo de ciudadano ideal sin sentir la necesidad de situarlo en un específico contexto urbano. Platón proponía a los arquitectos del s. XV un nuevo método de afrontar el problema de la <ciudad>, recreándola como un medio-cosmos: es decir, una realidad intermedia entre el hombre/mujer microcosmos (-->) y el macrocosmos (-->).
En efecto, toda la República está basada en la comparación sistemática entre la estructura de la ciudad-Estado y la del hombre y de la mujer; la ciudad debe ser proyectada como una prolongación del individuo, un ensanchamiento (una reproducción) a escala social de su estructura y, por consiguiente, hay que imaginarla como si de un cuerpo o de un organismo viviente se tratara; y viceversa: <el hombre o la mujer es una ciudad viviente>. Luego según la psicología platónica, las tres almas del hombre (racional, pasional y concupiscente, que residen respectivamente en la cabeza, en el corazón y en el vientre) se corresponden con tres distintas partes de la ciudad: la Acrópolis, el mercado (agorà) y el tejido urbano.
A partir de esta doctrina, el humanismo extrajo una concepción orgánica de la ciudad. Según Alberti, ésta <debe de formar un conjunto tan bien estructurado, que cualquier modificación la deformaría totalmente>. El arquitecto neoplatónico Francesco di Giorgio Martini (1439-1502) fue aun más explícito: <La ciudad debe tener las medidas y la forma del cuerpo humano>. En el ámbito urbanístico, estas reflexiones se concretaron en el principio de zonificación (división funcional de todas las áreas urbanas según la profesión), técnica ya aplicada por Ippodamo de Mileto, el más destacado de los urbanistas griegos (--> Sociedad jónica).
En los dos primeros decenios del s. XVI se publicaron una gran cantidad de tratados sobre la ciudad ideal (el más célebre fue la Sforzinda, de Filarete). Eran proyectos destinados a permanecer en el papel, pensados para ser meras representaciones de la idea platónica de ciudad. Los arquitectos estaban interesados exclusivamente en la forma geométrica de la ciudad, en la perfección gráfica de la planta y en el valor estético expresado por el perímetro (la muralla exterior), considerado más importante que su tejido urbano.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO