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NATURALISMO RELIGIOSO




Con respecto a otras civilizaciones antiguas (la egipcia y la babilónica), la religión mítica griega (expresada en la Ilíada y en la Odisea, atribuidas a Homero, y en la Teogonía de Hesiodo) presentaba algunas particularidades importantes, pues contribuyeron al nacimiento de la filosofía.
  • Ausencia de una poderosa casta sacerdotal. A diferencia de los sacerdotes egipcios o mesopotámicos, los griegos no tenían en sus manos el poder político ni tampoco desempeñaban un papel de guía espiritual o intelectual (ni siquiera se les reservaba la celebración de los sacrificios).
  • Falta de un libro sagrado, como la Biblia, fuente de una verdad absoluta revelada directamente por Dios y, por tanto, dogmática e indiscutible.
  • Transmisión cultural oral. Hasta la introducción de la escritura en el s. VII, los poemas homéricos fueron transmitidos oralmente y sufrieron sucesivas reelaboraciones a lo largo de los siglos. La consecuencia fue una pluralidad de tradiciones, a menudo en contradicción entre sí.
  • Importancia atribuida a la poesía y a la música. La memorización de los textos homéricos, favorecida por la forma poética (rima, métrica) y por la recitación (canto), era la parte más importante de la educación de los jóvenes. A través de ejemplos sugestivos y eficaces, las historias míticas transmitían el saber colectivo y todo lo que era necesario conocer: las técnicas, los principios normativos, las creencias básicas acerca de la vida, del misterio del nacimiento y de la muerte, y de la naturaleza de los dioses.
  • Visión religiosa fuertemente naturalista. Los dioses del Olimpo griego formaban una familia similar, en todos los aspectos, a la sociedad humana: Zeus, el autócrata, susceptible e imprevisible jefe de los dioses, tenía problemas políticos (Hades y el dios del mar Poseidón reclaman los mismos derechos) y también familiares (la causa más frecuente de las peleas con Hera, su esposa, aún más autócrata, susceptible e imprevisible que el celeste consorte, eran las constantes aventuras eróticas de este último con un gran número de mujeres terrestres).

Los dioses homéricos eran entidades prodigiosas, pero muy poco sobrenaturales; a menudo se entrometían en los asuntos de los humanos o se enamoraban de mujeres y hombres, generando, de esta forma, seres intermedios, los héroes o semidioses, como Dioniso o Heracles (Hércules). Desde un punto de vista ético, no eran mejores que los hombres: únicamente estaban dotados de una mayor potencia, tanto en las virtudes como en los defectos. Eran hombres amplificados: cada uno de ellos representaba un aspecto de la psique humana o una fuerza de la naturaleza, idealizada y sublimada.

Los griegos consideraban a los dioses diferentes de sí mismos desde un punto de vista cuantitativo (de potencia) y no cualitativo. Por consiguiente, su culto nunca se asoció con una fuerte instancia ética ni proporcionó jamás un conjunto de dogmas religiosos capaz de abortar la libertad de pensamiento. La religión mítica desempeñaba sobre todo unas funciones públicas, otorgando a la multiforme y rencillosa sociedad helénica un mínimo de cohesión cultural y dejando, al mismo tiempo, un amplio margen para la disensión. También, por esta razón, el nacimiento de la filosofía no implicó la desaparición definitiva de la religión mítica oficial, cuyos ritos, en el plano formal, siguieron practicándose.


TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO