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TRIÁNGULO SEMIÓTICO



En su definición más general, un signo es cualquier cosa que pueda ser utilizada para evocar otra. La ciencia que estudia los signos y sus relaciones es la semántica (o semiótica o semiología). El instrumento empleado por la nueva ciencia para indagar la significación (es decir, el proceso mediante el que un objeto cualquiera se transforma en signo) es el triángulo semiótico, cuya formulación geométrica fue expuesta por C. K. Ogden e I. A. Richards en uno de los textos más importantes de esta disciplina: El significado del significado (1923).

En el diagrama (véase la página siguiente) los vértices están ocupados por una tríada cuyos términos son calificados de distintas maneras por los semiólogos (F. de Saussure propone la terna significante, significado, cosa, mientras que Ogden y Richards prefieren símbolo, pensamiento y referente; otros hablan de nombre, sentido, cosa, o bien de signo, concepto, denotado). En esencia, se trata en buena parte de términos equivalentes que en el lenguaje de la tradición filosófica significan:
  • el significante (o símbolo o nombre), es decir, el sonido de las palabras, el dibujo de una imagen; en resumen: el signo en su aspecto físico y concreto;
  • el significado, lo que los filósofos han denominado siempre <concepto>: es decir, la noción, la idea, la vertiente mental, la parte conceptual de un signo;
  • la cosa o referente, la parte de la naturaleza a la que el signo se puede referir. En efecto, para definir un signo son suficientes el significante y el significado. Pero el signo puede tener también una referencia en la realidad, precisamente con un referente.
El triángulo semiótico señala que sólo dos relaciones son posibles de manera directa: la que se da entre significante-significado y la que existe entre significado-referente. En cambio, no se produce una conexión directa entre el primer y el tercer vértice, es decir, el significante y la cosa (en efecto: en el diagrama, este recorrido está indicado por una línea de puntos). Lo que quiere decir que no hay una relación directa entre una palabra y la parte de mundo a la que ésta se refiere.

Desde el punto de vista semiótico es indiferente que a un signo corresponda algo real: a diferencia de lo que ocurre con el término <unicornio>, la palabra <gallina> remite a un referente natural, a pesar de que ambos son, a todos los efectos, signos. O lo que es lo mismo: significantes que indican significados.

El trayecto entre el significante y el referente cuando existe pasa obligatoriamente, por lo tanto, por el significado; en otras palabras: entre los vocablos o las imágenes y las cosas se interpone la mente, capaz de fijar de modo convencional el significado de los significantes.

Así pues, distintos significantes pueden tener el mismo significado: las letras que forman la palabra <caballo> no tienen nada en común con las del francés cheval o del inglés horse y, sin embargo, estos tres significantes, tan distintos entre sí, tienen exactamente el mismo significado. Lo que significa que ninguno de ellos guarda una relación directa, real y no convencional, con el caballo real.





TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO