El movimiento cultural ligado al estructuralismo recibió un notable impulso gracias al descubrimiento del antropólogo C. Lévi-Strauss (Las estructuras elementales del parentesco, 1949) de que las relaciones de parentesco, es decir, las normas que favorecen o prohíben el matrimonio (prohibición del incesto, endogamia, exogamia, poligamia, monogamia...) regulan y construyen una sociedad exactamente de la misma manera que los fonemas determinan las palabras y éstas la lengua. <En el estudio de las relaciones de parentesco, el sociólogo se encuentra en una situación formalmente similar a la del fonólogo. Al igual que los fonemas, los términos de parentesco son elementos de significado. Éstos también adquieren significado siempre y cuando se integren en sistemas> (estructuras).
Según Lévi-Strauss, la prohibición del incesto (una regla fundamental de las relaciones de parentesco común a muchas culturas) es <no tanto la norma que prohíbe casarse con la madre, la hija o la hermana, cuanto, por el contrario, la norma que obliga a entregar a otros a la madre, la hija o la hermana. Es la regla de la dádiva por excelencia>. El intercambio de mujeres y toda la gramática conductista que de ella se deriva constituye la forma inicial de la socialidad, ya que la prohibición del matrimonio entre consanguíneos persigue el objetivo de impedir que el clan familiar se encierre en sí mismo.
La función de comunicación propia de la lengua y de las relaciones de parentesco también se puede desarrollar a través de otros muchos métodos de relación (verbales o no) que, gracias a un sistema interno de oposiciones dotadas de significado, se convierten en conjuntos simbólicos con los que los individuos se estructuran a sí mismos y a las comunidades a las que pertenecen. La tarea del antropólogo estructuralista consiste, por lo tanto, en localizar estas estructuras idénticas en los más variados campos. A esta tarea Lévi-Strauss se entregó por entero, comparando las áreas expresivas más dispares. En el ciclo de Mitológicas (De la miel a las cenizas, 1966; El hombre desnudo, 1972), analizó las estructuras que aparecen en el mito (-->). En Lo crudo y lo cocido (1964) examinó la cocina, considerada como un sistema de comunicación basado en la contraposición fundamental entre los alimentos cocidos y crudos. En El origen de las buenas maneras en la mesa (1968) analizó la etiqueta alimentaria, el conjunto de prescripciones, reglas y jerarquías que rigen el consumo común de los alimentos (un momento importante en la determinación de los roles sociales).
A partir de 1934, Lévi-Strauss ocupó la cátedra de sociología de la Universidad de São Paulo en Brasil; durante su estancia en aquél país llevó a cabo importantes expediciones etnográficas en la Amazonia, que documentó en Tristes trópicos (1955), donde describe la estructura mental y social (ambas basadas en un rígido dualismo) de los caduveos, tribu del Brasil caracterizada por la más extraña de las gramáticas parentales conocidas: el aborto y el infanticidio eran una práctica casi habitual, hasta el punto de que la perpetuación de la sociedad caduvea tenía lugar en un 90% por adopción y sólo en un 10% por continuidad generacional.
Según Lévi-Strauss, la prohibición del incesto (una regla fundamental de las relaciones de parentesco común a muchas culturas) es <no tanto la norma que prohíbe casarse con la madre, la hija o la hermana, cuanto, por el contrario, la norma que obliga a entregar a otros a la madre, la hija o la hermana. Es la regla de la dádiva por excelencia>. El intercambio de mujeres y toda la gramática conductista que de ella se deriva constituye la forma inicial de la socialidad, ya que la prohibición del matrimonio entre consanguíneos persigue el objetivo de impedir que el clan familiar se encierre en sí mismo.
La función de comunicación propia de la lengua y de las relaciones de parentesco también se puede desarrollar a través de otros muchos métodos de relación (verbales o no) que, gracias a un sistema interno de oposiciones dotadas de significado, se convierten en conjuntos simbólicos con los que los individuos se estructuran a sí mismos y a las comunidades a las que pertenecen. La tarea del antropólogo estructuralista consiste, por lo tanto, en localizar estas estructuras idénticas en los más variados campos. A esta tarea Lévi-Strauss se entregó por entero, comparando las áreas expresivas más dispares. En el ciclo de Mitológicas (De la miel a las cenizas, 1966; El hombre desnudo, 1972), analizó las estructuras que aparecen en el mito (-->). En Lo crudo y lo cocido (1964) examinó la cocina, considerada como un sistema de comunicación basado en la contraposición fundamental entre los alimentos cocidos y crudos. En El origen de las buenas maneras en la mesa (1968) analizó la etiqueta alimentaria, el conjunto de prescripciones, reglas y jerarquías que rigen el consumo común de los alimentos (un momento importante en la determinación de los roles sociales).
A partir de 1934, Lévi-Strauss ocupó la cátedra de sociología de la Universidad de São Paulo en Brasil; durante su estancia en aquél país llevó a cabo importantes expediciones etnográficas en la Amazonia, que documentó en Tristes trópicos (1955), donde describe la estructura mental y social (ambas basadas en un rígido dualismo) de los caduveos, tribu del Brasil caracterizada por la más extraña de las gramáticas parentales conocidas: el aborto y el infanticidio eran una práctica casi habitual, hasta el punto de que la perpetuación de la sociedad caduvea tenía lugar en un 90% por adopción y sólo en un 10% por continuidad generacional.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO