La crisis de la física newtoniana se inició en las últimas décadas del s. XIX, coincidiendo con el descubrimiento de que el sistema mecanicista tradicional, basado en el concepto de fuerza, no servía para explicar una parte del mundo natural: por ejemplo, los fenómenos eléctricos y magnéticos (luces, ondas de radio, ondas de televisión, rayos X, rayos gamma y rayos cósmicos). Para Newton, <fuerza> es cualquier agente físico capaz de influir desde el exterior (por contacto o a través del espacio) sobre el estado de los cuerpos. Así como la física clásica explicaba la mecánica de los cuerpos recurriendo a las fuerzas mecánicas (fenómenos de aceleración y choque), de la misma manera trató de explicar el fenómeno de la atracción entre los cuerpos basándose en la existencia de fuerzas gravitatorias identificadas con escasa precisión. Como éstas no funcionan por contacto sino que lo hacen a distancia, la idea de fuerza gravitatoria parecía implicar la necesidad de un espacio absoluto, independiente y anterior a los cuerpos que eventualmente contiene; un espacio en el que cuerpos y fuerzas están inmersos en un contenedor vacío (una caja).
Desde luego, estas nociones de fuerza y de espacio fueron muy ricas para la física de los cuerpos terrestres; la estática y la dinámica de Newton mantienen su validez en un mundo hecho a la medida del hombre. Pero cuando se razona a escala astronómica o con objetos moviéndose a gran velocidad (equiparable a la velocidad de la luz), el esquema interpretativo <terrestre> se muestra insuficiente: se impone reconocer que no existe un espacio absoluto ni un sistema de referencia privilegiado y externo a los cuerpos, respecto de los que se pueda realizar una medición. Hay tantos espacios y tantos tiempos como sistemas de referencia.
A. Einstein expuso la nueva concepción en la teoría de la relatividad restringida (referida sólo a los sistemas en movimiento rectilíneo uniforme) de 1905, y en la de la relatividad general (extendida al caso del movimiento acelerado: es decir, en presencia de un campo gravitatorio) de 1916. Según postulaba el científico, el espacio no debe ser pensado como una realidad externa a los cuerpos y a través de la que actúan las fuerzas, sino como el efecto de un campo.
La noción de <campo>, formulada por primera vez por C. Maxwell, nació gracias al estudio de los fenómenos eléctricos e indica una modificación del medio como consecuencia de la presencia de un objeto en dicho campo. Esta noción permitió a Einstein reformular la idea de gravedad en términos conceptuales muy distintos a los de Newton. La simple existencia de una masa deforma (o mejor dicho <crea>) el espacio circundante, lo <curva> de la misma manera que una carga eléctrica perturba el espacio que la rodea. Esta deformación es la que produce el efecto gravitacional, y así es posible afirmar que los planetas se mueven de forma rectilínea dentro de un espacio curvado por la presencia del Sol. El espacio, pues, no debe ser considerado como una realidad en sí misma, sino como una función de la materia. Einstein afirmó que <los cuerpos no están en el espacio, pero tienen un espacio>.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO