Ir al contenido principal

Asesorías Filosóficas Personalizadas

Mostrar más

ANGUSTIA




La noción de angustia fue introducida a mediados del s. XIX por el danés Sören Kierkegaard y fue retomada más tarde por el existencialismo (-->) moderno. En su Concepto de la angustia (1844), Kierkegaard aclaró que se trata de un sentimiento distinto del miedo, del temor y del ansia (emociones que presuponen siempre un motivo determinado); la angustia no se refiere a algo preciso, no depende de un peligro real, sino que es una desesperación sin motivo aparente: es el estado emotivo del hombre y la mujer cuando reflexionan sobre su situación en el mundo. Este sentido doloroso de la existencia es un componente no accesorio, sino esencial e imprescindible de la espiritualidad humana: <No la encontrarás en el animal porque éste, en su naturaleza, no está determinado como espíritu> (y por el mismo motivo será menor en el individuo dotado de una espiritualidad débil).

La angustia es la consecuencia de una condición humana estructurada por la categoría de la posibilidad, noción que Kierkegaard introdujo en polémica oposición a la de necesidad que funda el sistema hegeliano (-->). El hombre concreto la mujer concreta, el individuo (--> Individuo), lejos de ser una pieza necesaria de un sistema omnicomprensivo, está perennemente expuesto a la nulificación de sus propios proyectos. Cada individuo tiene una propensión a proyectar el futuro, a escoger y a decidir; pero por más que se esfuerce en ser constructivo, en cada proyecto humano está inscrita la posibilidad de realizarse o de no realizarse, más allá e independientemente de toda buena voluntad. 

<En lo posible todo es posible>, señala Kierkegaard; en el mundo de los deseos y de los acontecimientos humanos, la posibilidad más favorable no tiene más posibilidades de triunfo que la más trágica. La angustia nace precisamente de esta conciencia; ésta es <la realidad de la libertad, la posibilidad de la libertad>. Por estos motivos, la angustia se refiere siempre al futuro: el pasado, efectivamente, puede ser fuente de aflicción sólo en la eventualidad de una repetición del mismo; una culpa pasada es fuente de angustia sólo si no ha pasado realmente, en cuyo caso genera única y exclusivamente el arrepentimiento.

La reflexión de Kierkegaard ha influido en la cultura moderna más allá del pensamiento filosófico, inspirando a todo un sector de la literatura y de la dramaturgia, sobre todo la escandinava: el noruego H. Ibsen, el sueco A. Strindberg, el alemán T. Mann y el escritor bohemio F. Kafka, cuya obra maestra, El proceso (en la que el protagonista vive bajo la amenaza de una condena imprecisa), ha sido considerada frecuentemente como una trasposición literaria del sentido de culpa que angustió a Sören Kierkegaard durante toda su vida.

En la filosofía contemporánea la noción kierkegaardiana de angustia ha sido retomada por M. Heidegger, quien ha basado en ella su análisis de la existencia (--> Da-sein). Para Heidegger, la angustia es el sentimiento que acompaña a la existencia auténtica, propia del individuo que asume la conciencia (tan evidente como inaceptable para la psique) de <ser para la muerte>.


TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO

PROFUNDIZACIÓN ANGUSTIA