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DEÍSMO




La Ilustración fue un movimiento laico que se impuso como objetivo principal el ataque a los mitos, a las supersticiones y al fanatismo religioso responsable de las guerras que habían ensangrentado Europa en el siglo anterior. De este modo se inició en el s. XVIII el proceso de secularización de la cultura (el retroceso del factor religioso) que caracteriza a la civilización del Occidente moderno. Los primeros productos de esta crítica escéptica fueron el deísmo y el ateísmo.


El deísmo, la actitud predominante entre los philosophes, fue el intento de reducir la religión a los límites de la razón, negando todo valor a una fe de tipo acrítico e irracional. Los deístas admitían solamente aquellos poquísimos principios teológicos que no contradecía el sentido común (-->): la existencia de Dios, definible solamente en términos generales como Ser Supremo (necesario, eterno) y la creación del mundo; consideraban como probables, aunque no ciertas, la inmortalidad del alma y la existencia de un premio o de un castigo después de la muerte. Según los deístas ingleses, esta divinidad gobernaría el mundo; según Voltaire, demostraría la más absoluta indiferencia por los acontecimientos de la Tierra. Éstas son, de todas formas, las únicas verdades sostenibles en el plano racional; el resto es mito y leyenda, cuando no engaño deliberado. Moisés, Cristo y Mahoma son los tres grandes impostores de la historia, y la idea central del cristianismo (que Cristo se hizo hombre y vino a la Tierra) es una <fábula judía> que sigue siendo absurda incluso después de siglos de especulación teológica. Todas las religiones positivas, y en especial las tres reveladas (judaísmo, cristianismo, islam) son antirracionales porque se basan en dogmas, pseudoverdades que hay que aceptar acríticamente. Para los deístas, todas las Iglesias deben ser consideradas como un fenómeno patológico de la religiosidad natural: su efecto histórico ha sido inútil cuando no perjudicial, pues muchas castas sacerdotales han obstaculizado el progreso científico y han contribuido a mantener al pueblo en la ignorancia, suscitando odios y fanatismos.


Mientras que el deísmo condenaba las religiones pero salvaba la religiosidad natural, el ateísmo llevó la crítica hasta cuestionar la noción misma de religión, considerando toda idea de Dios como el fruto del miedo y del interés. D'Holbach sostuvo la tesis de la instrumentalización política, según la cual la religión ha sido siempre una artimaña de la clase poderosa para mantener el dominio sobre sus súbditos (la obediencia a Dios, rey de reyes, acostumbra a obedecer también al tirano). 


Todas las religiones son de por sí fruto del temor, de la incapacidad humana para afrontar la cruda existencia; sólo son una proyección fantástica de la mente, el sueño de una vida sin contradicciones. Es falso que el ateísmo lleve necesariamente a la inmoralidad, porque los verdaderos principios de la ética pueden ser deducidos también por vía racional extrareligiosa, reflexionando sobre el funcionamiento de la naturaleza: <lo que es natural no puede ser inmoral, y viceversa>.


TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO

PROFUNDIZACIÓN DEÍSMO