En la Introducción al psicoanálisis (1915), Freud señaló dos aspectos esenciales de su noción del inconsciente : el inconsciente no es una parte accesoria de la psique, sino su dimensión constante y determinante (<Los procesos psíquicos son en sí mismos inconscientes y los conscientes son tan sólo actos aislados, fracciones de la vida psíquica total>); los contenidos del inconsciente están formados por emociones sexuales , tanto en el sentido más restringido como en el más amplio de la palabra ( libido ), que actúan como causas determinantes de las enfermedades nerviosas. Sobre esta base, Freud construyó una descripción del aparato mental (la organización interior de la psique) y lo consideró integrado por tres sistemas: el inconsciente o Ello ( --> ), la zona de la conciencia consciente o Yo , el Super-Yo , la interiorización de las prohibiciones paternas, comúnmente llamado < voz de la conciencia >. Cada una de estas partes ejerce una función
Aun divergiendo en casi todo, los representantes del empirismo y del racionalismo ( --> ) del s. XVII estaban de acuerdo en un punto la importancia de las matemáticas y de la geometría . Fascinados por el modelo euclidiano , los racionalistas veían en el procedimiento matemático-deductivo el prototipo de cualquier tipo de conocimiento (--> Deduccionismo cartesiano ). Los empiristas , aun no aceptando esta exageración, no negaban el valor de las matemáticas , aunque estuviese claro que su validez no se mide respecto a la realidad del mundo, sino únicamente respecto a la coherencia interna del procedimiento. La aritmética y la geometría no expresan datos de hecho (sobre los que debe pronunciarse solamente la experiencia), sino simples relaciones entre ideas , construcciones mentales que no tienen nada que ver con la naturaleza . Lo único que se le pide a un teorema es que sea correcto con respecto a las premisas, no que afirme la existencia de algo. Una vez establecido co