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CIUDAD DEL SOL






El ideal filosófico-urbanístico renacentista (--> Ciudad platónica) encontró un último eco en la Ciudad del Sol (1602) imaginada por el filósofo, mago, astrólogo, profeta y agitador político Tommaso Campanella (1568-1639). Impulsado por un afán de reforma universal y profundamente imbuido de espíritu militarista (--> Escatología), intentó realizar su propia utopía (-->) con la construcción en las montañas de Calabria de una libre comunidad de habitantes: la Ciudad del Sol. Pagó este intento, que lo puso en conflicto con las autoridades españolas, con veintiocho años de cárcel.

En el proyecto de la Ciudad del Sol tienen gran importancia las técnicas mágicas y astrológicas; es un rasgo típico del s. XVI que hace de Campanella el último autor renacentista. La fuente de su inspiración, en efecto, está en la literatura hermética (--> Hermetismo), en especial en el Picatrix, uno de los textos fundamentales de la magia (-->) renacentista en el que ya se atisbaba una ciudad mágica (la idea era la de un faro capaz de irradiar luces de diversos colores con las que los sacerdotes podían modificar la calidad de la luminosidad solar, manipulando así las influencias astrales en la vida de los ciudadanos).

La república soñada por Campanella estaba regida por un filósofo-mago (el Gran Metafísico) y gobernada por tres magistrados: Pon, Sin y Mor, es decir, potencia, sabiduría y amor, las tres primalidades (esencias necesarias) que el filósofo consideraba, en metafísica, las determinaciones del ser ontológico. Esto significa que la ciudad perfecta debe estar gobernada por las mismas leyes que regulan el Universo, de tal modo que se convierta en un verdadero mediocosmos intermedio entre el hombre/mujer (microcosmos) y el Universo (macrocosmos).

Desde el punto de vista social, la ciudad solar debe ser una comunidad integrada que supere a la familia. En ella, las mujeres están a disposición de todos y es la comunidad, no el individuo, la que decide cuándo y cómo conviene procrear, basándose en criterios eugenéticos (es decir, tendentes al progresivo y continuo mejoramiento biológico de la especie). Campanella retomó estos temas de la República de Platón y de la Utopía de Tomás Moro.

Completamente innovadora es, en cambio, la aproximación de Campanella a los problemas de la educación, que el filósofo quiso exenta de todo lo que fuese libresco o académico. La misma ciudad se convierte en texto: sus muros son ilustrados por los pintores como un manual. <Dentro del primer círculo de piedra se representan todas las figuras matemáticas, más numerosas que las compuestas por Euclides y Arquímedes, con su proposición significante. En la parte de fuera se coloca el mapa de toda la Tierra, y después las tablas de cada provincia con sus ritos, costumbres y leyes. En el segundo círculo están todas las piedras preciosas y no preciosas, los minerales, las hierbas, los árboles> y así sucesivamente. Caminando por las calles con sus padres, los niños, atraídos por esas figuras, preguntarán por su significado: ello dará inicio a un proceso educativo tanto más eficaz cuanto menos académico.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO