Uno de los méritos del neoplatonismo renacentista (tan importante que transformó esta corriente filosófica en uno de los puntales imprescindibles para el desarrollo del método científico moderno en el s. XVII) es la confirmación de la importancia de las matemáticas. Lo que los neoplatónicos entendían por matemáticas es distinto a la definición moderna, bien porque en el s. XV los conocimientos de matemáticas estaban aún muy atrasados (la trigonometría fue inventada en el s. XVI, la geometría analítica en el s. XVII), o porque la mentalidad de de Cusa, Ficino, Bruno e incluso Kepler estaba todavía alejada de los criterios de exactitud y de rigor necesarios para la ciencia. En la perspectiva neoplatónica, <matemática> significó el comentario especulativo de determinados diagramas (figuras geométricas, números) con el fin de elevarse a niveles más profundos de sabiduría. El triángulo, el círculo, el cuadrado, el número uno, la forma gráfica de las letras del abecedario, los sólidos de Baco que Platón había tratado en su estereometría (-->) y otras figuras fueron todavía consideradas formas arquetípicas, es decir, esquemas, manifestaciones visibles de las perfectas ideas platónicas (--> Arquetipo e Idea platónica).
Esta extraña geometría filosófica, en la que es evidente la influencia del pitagorismo, ha sido llamada matesis especulativa. Sus figuras no sirven para demostrar nada, no son instrumentos útiles para el desarrollo de ningún teorema científico; son imágenes simbólicas que ejemplifican nociones trascendentales imposibles de expresar de otro modo; figuras para completar (interiorizar) y extraer así el oculto mensaje místico. La matesis es una matemática que ama reflexionar sobre la antinomia, sobre las paradojas (--> Paradojas de Zenón), sobre los problemas con las características del enigma (-->) o los que son insolubles (cuadratura del círculo, trisección del ángulo).
El mayor mérito de esta disciplina respecto al desarrollo de la ciencia es el haber planteado el problema del infinito, que de Cusa describe como coincidencia de los opuestos (-->). Precisamente, en el lenguaje de la matesis el infinito es <aquella figura geométrica, impensable desde el intelecto humano, en la que todas las figuras geométricas coinciden>.
De Cusa mantuvo siempre este tipo de especulaciones en el plano de la meditación filosófica, utilizando las figuras como un simple estímulo para la reflexión (buen ejemplo de ello son las consideraciones que extrae del análisis de la letra N realizado en las Conjeturas, una verdadera teoría de la dialéctica: -->). En cambio, para los platónicos del siglo siguiente y para Bruno en particular, la matesis fue utilizada al interno de una perspectiva mágica y hermética (ausente en de Cusa). El acontecimiento que señala el paso hacia el nuevo punto de vista fue el descubrimiento de la Cábala (-->) hebrea, que se produjo en Italia después de la expulsión de los hebreos de España en 1492. Los magos renacentistas vieron confirmarse la matesis en el principio de la geometría (-->), según la cual cada letra del abecedario hebreo (la lengua con la que Dios creó todas las cosas al nombrarlas) contiene un significado y un poder trascendentes.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO