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Asesorías Filosóficas Personalizadas

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SANTO TOMÁS DE AQUINO


1221 – 1274 d.C.



Santo Tomás de Aquino fue el mayor exponente de la escolástica, principal corriente filosófica de la Edad Media. Además de un profundo sentimiento religioso, poseía una extraordinaria capacidad especulativa que lo sitúa entre los mayores pensadores de la historia. Su aspecto robusto y su tendencia al silencio le valieron recibir el apodo de buey mudo por parte de sus compañeros de estudios en la facultad de teología de la Universidad de Colonia. Pero en cierta ocasión, debiendo Alberto Magno (célebre filósofo y profesor suyo) expresar un juicio valorativo a la solución dada por santo Tomás a una difícil questio (un peliagudo problema teológico) , afirmó: Éste a quien nosotros llamamos buey mudo mugirá tan fuerte que se hará escuchar en el mundo entero. Una sentencia acertada, pues santo Tomás, que ingresó en la orden de los Dominicos, se convirtió en el principal protagonista de la vida intelectual de su siglo. Fue magister de teología en la Universidad de París y llamado a exponer sus conocimientos en las mejores universidades de la época: Bolonia, Roma, Nápoles, París, Colonia… Su tenaz empeño por conciliar los valores de la fe y de la razón, recuperando una aproximación a la filosofía de carácter aristotélico, lo enfrentó con los partidarios de las tendencias místico-platónicas (defendidas entonces por los franciscanos y con los averroístas. Éstos últimos, estrechamente adscritos a la doctrina del célebre pensador árabe Averroes, veían en la doctrina aristotélica principios incompatibles con la revelación cristiana (por ejemplo, la idea de la mortalidad del alma individual).

Las numerosas representaciones pictóricas de santo Tomás destacan la fuerza de su sistema doctrinal a través de la densa solidez de su figura, enfatizada por su pose frontal y simétrica.



Las principales obras de santo Tomás de Aquino son: Cuestiones Disputadas (Quaestiones disputatae de Veritate, 1259); Suma contra los Gentiles (Summa contra Gentiles, 1269-1273); Suma Teológica (Summa Theologiae), incompleta a la muerte de su autor.

58 Dios no diferencia entre fe y razón.

EL PROBLEMA: ¿Qué relación debe existir entre la teología y la filosofía?
LA TESIS: La filosofía es la puerta a la teología: ambas son disciplinas diferenciadas, pero comparten la misma escala jerárquica. La filosofía puede considerarse como una teología natural, sometida y subordinada a la teología de la revelación. Pensar en modo contrario implicaría suponer que Dios habría mentido deliberadamente al ser humano dotándole de una capacidad, la razón, en apariencia formidable y verídica, pero que en realidad es falaz y contrasta con el resto de la creación. Pero Dios no puede ser malvado hasta tal punto con sus criaturas. El texto propuesto pertenece a la Summa contra Gentiles.



La fe supera la razón, pero no puede negarla.

·Si bien la verdad de la fe cristiana supera la capacidad de la razón, no es menos cierto que los principios naturales de la razón no pueden ser opuestos a esa verdad.

Los principios lógicos son intuitivos.

·Pues los principios presentes naturalmente en la razón son tan ciertos, que resulta imposible creer en su falsedad.

Dios no puede haber dotado al hombre de falsos principios lógicos.

· Además, las ideas que el Maestro suscita en el alma de su discípulo contienen la doctrina del primero, siempre que aquél no recurra a la ficción, pues sería un delito atribuir a Dios falsedades.

El pensamiento racional nos reconcilia con la sabiduría divina.

· Ahora bien: Dios nos infunde las nociones de nuestro conocimiento natural, siendo Él y no otro el autor de nuestra naturaleza. Así pues, también la sabiduría divina posee estos principios.

La mente humana, creada por Dios, puede conocer la verdad.

·Por eso, todo lo que se opone a estos principios se opone también a la sabiduría divina, y en consecuencia no puede venir de Dios. Aquello que se tiene por fe, aquello que proviene de la revelación divina, nunca podrá estar en contradicción con las nociones de nuestro conocimiento natural. Además, las razones contrarias atan nuestro intelecto hasta el punto de impedirnos conocer la verdad. Por ello, si Dios nos infundiese conocimientos opuestos, impediría que nuestro intelecto alcanzase el conocimiento de la verdad. Y eso no puede pensarse de Dios.

TOMISMO

Sistema filosófico y teológico de santo Tomás. Se convirtió en parte integrante de la doctrina de la Iglesia. Su principio básico es que razón y fe trabajan juntas, aun existiendo diferencias entre ambas. Así, la razón puede 1) Demostrar algunas verdades de la fe, como por ejemplo la existencia y la unicidad de Dios; 2) Explicar los misterios de la fe a través de imágenes, metáforas y similitudes; 3) Responder a las objeciones de los ateos.


59 Dos de las cinco pruebas de la existencia de Dios.

EL PROBLEMA: ¿Es posible probar la existencia de Dios?
LA TESIS: A diferencia de las aportadas por san Anselmo (véase 57), las pruebas aportadas por santo Tomás apelan a la experiencia, que no a la lógica. Su punto de partida es siempre un elemento tomado del mundo real: 1) El movimiento; 2) La sucesión de causa y efecto; 3) La contingencia; 4) Los distintos grados de perfección; 5) El finalismo. Todas las vías se desarrollan siguiendo un recorrido similar, demostrando que las características de la realidad presuponen un ente fundador. Respectivamente: 1) Un motor inmóvil; 2) Una causa incausada; 3) Un ser absolutamente necesario; 4) Un ser perfecto; 5) Una inteligencia ordenadora. Cada uno de estos temas retoma argumentos clásicos de la física aristotélica (véase 40). Por último, santo Tomás emplea tecnicismos del filósofo griego, confiando en la capacidad persuasora de su método en unos tiempos por la filosofía aristotélica.

El movimiento se analiza en términos fuertemente metafísicos, como paso de la potencia al acto.

· La existencia de Dios puede probarse a través de cinco vías. La primera es la más evidente de todas, y es la que se infiere del movimiento. Que algunas de las cosas de este mundo se mueven es algo cierto, y así consta a los sentidos. Pero todo lo que se mueve lo hace por un impulso ajeno. Así, todo se mueve como potencia hacia aquello a lo que se mueve, y todo mueve en tanto que acto. El movimiento significa pasar de la potencia al acto.

El devenir forma una cadena ininterrumpida.

·Pero nada puede ser reducido de la potencia al acto si no es por la acción de un ente que ya está en acto. Así, el calor en acto (el fuego, por ejemplo) hace que la madera pase de ser calor en potencia a convertirse en calor en acto, aunque muta y altera a la propia madera.

No pueden pensarse procesos circulares.

·No es posible que la misma cosa esté simultáneamente en potencia y en acto en una misma relación, sino sólo en distintas relaciones. Lo que es calor en acto no puede ser simultáneamente calor en potencia, pero sí que es simultáneamente frío en potencia. Es imposible que cualquier cosa mueva o sea movida o que se mueva a sí misma en una misma relación y de un mismo modo.

Tampoco es posible una serie infinita de movimientos.

·Es necesario, pues, que lo que se mueve sea movido por otra cosa. Pero si lo que mueve se mueve a su vez, es necesario que sea movido por otra cosa, y ésta por otra. No es posible, sin embargo, proceder de este modo hasta el infinito, porque en tal caso no existiría un primer motor y, en consecuencia, no existiría alguna cosa que moviese a otra, porque un segundo motor sólo mueve si es movido por un primer motor, al igual que el bastón sólo se mueve gracias al movimiento que la mano le imprime.

El primer motor es Dios.

·Así pues, es necesario alcanzar un primer motor que no sea movido por ningún otro. Y ese primer motor no es otro que Dios.

Cada efecto procede de una causa, pero la regresión no puede ser infinita.

· La segunda vía es la que se infiere de la naturaleza de la causa eficiente. En las cosas sensibles encontramos un orden de las causas eficientes, pero ni se encuentra ni es posible encontrar que cualquier cosa sea causa eficiente de sí misma: en tal caso se precedería a sí misma, lo que es del todo punto imposible. Ni siquiera es posible que en las causas eficientes se proceda hacia el infinito. De hecho, en todas las causas eficientes ordenadas, el primer término es siempre la causa del término intermedio, y éste es la causa del último, sean uno o más de uno los términos intermedios. Pero apartada la causa, se aparta también el efecto; así, si en las causas eficientes no existiese un primer término, no existirían tampoco ni el último ni el intermedio.

La causa primera que produce sin ser producida es Dios.


·Pero si en las causas eficientes se tendiese al infinito, no existiría una primera causa eficiente y, de este modo, no existiría tampoco el efecto último ni las causas eficientes intermedias, lo que es manifiestamente falso. Así pues, es necesario poner una primera causa eficiente, que todos llamamos Dios.



  Por su capacidad para conciliar un fuerte impulso de elevación con una férrea lógica estructural, el sistema filosófico de santo Tomás se ha comparado con el estilo gótico, la gran novedad artística de su tiempo.

   








TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO