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HISTORICIDAD DE LA CIENCIA




El panorama de la epistemología contemporánea fue modificado profundamente tras la sustitución realizada por Popper del tradicional criterio de verificación (según el cual toda teoría experimental probada es definitiva) por el principio de falsación (según el cual cualquier teoría sólo puede ser verosímil y confirmada temporalmente).

La primera conclusión es que la filosofía de la ciencia (epistemología) no tiene ya que especificar, como en el pasado, un criterio de demarcación; es decir: ya no debe elaborar reglas destinadas a separar con una línea definida aquello que es científico de lo que no lo es, sino que debe limitarse a arbitrar aquellas teorías que compitan entre sí. Admitir el principio de falsación implica aceptar la idea de que el hombre no posee un criterio de verdad: aunque encontrásemos una teoría absolutamente verdadera, nunca podríamos saberlo.

Así pues, el problema de la epistemología consiste en especificar los criterios de preferencia científicos: las razones por las que una teoría (o un programa de investigación) debe o no ser tomada por cierta, al menos temporalmente. A menudo la solución no es fácil, pues la validación de una doctrina científica ha de tener en cuenta numerosas variables: la cantidad de pruebas aducidas, la amplitud de los fenómenos explicados, la cantidad del componente lógico respecto al empírico, el número y la relevancia de las excepciones admitidas y la condivisibilidad de los postulados de partida. De ahí que en todas las áreas del saber se registre una presencia simultánea de teorías hegemónicas y de otras secundarias, distintas y alternativas.

Thomas Kuhn (La estructura de las revoluciones científicas, 1963) sugirió que los criterios de preferencia en base a los que se elaboran e imponen las teorías dependen en gran medida del contexto no científico del que han surgido (las convicciones metafísicas, religiosas o políticas). En esta nueva perspectiva epistemológica, el intento de definir en abstracto la naturaleza de la ciencia es sustituido por el análisis histórico de la efectiva evolución del pensamiento científico, reconstruyendo los procedimientos que han llevado a los grandes descubrimientos. Se crea así un fuerte vínculo entre la psicología (el análisis de los procesos mentales de los científicos) y la lógica (el análisis del contenido racional de las teorías), dos disciplinas que nunca antes habían encontrado un punto de contacto. El tratamiento de casos de estudio o casos prácticos, por ejemplo la revolución copernicana (-->) del s. XVI, sugiere que el crecimiento efectivo de la ciencia se produce sin obedecer a ningún patrón metodológico, puesto que no es posible trazar ningún límite definido entre el contexto del descubrimiento y el de la justificación (--> Descubrimiento/Justificación).

Kuhn sostiene que no existe ninguna unidad lingüística, metodológica u ontológica en todas las teorías desarrolladas en el transcurso de la historia de la ciencia. En cada época, la comunidad científica se constituye gracias a la aceptación de paradigmas comunes (--> Paradigma), del mismo modo que se aceptan los dogmas de una religión o los valores políticos de un partido. No en vano habla Kuhn de conversión cuando se refiere a la transferencia de confianza de un paradigma científico a otro en los períodos de crisis.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO