En la filosofía neoplatónica de Nicolás de Cusa, la polaridad contracción/explicación indica la relación entre Dios y el mundo. Dios es un Universo implícito, ya que contiene en sí, bajo la forma de unidad, todo lo que hay de múltiple en el mundo. Y viceversa: el Universo es un desplegamiento o una explicación de Dios, ya que todos sus objetos son formas concretas, individualizadas y relativas de lo que en Dios es perfecta unidad.
De Cusa admitió que este proceso de contracción/explicación, por el que lo múltiple se reduce a la unidad y viceversa, está destinado a permanecer como una inexplicable paradoja para la mente humana, ya que supera las posibilidades del intelecto (--> Docta ignorancia). Y no dudó en extraer de estas conjeturas las deducciones posibles sobre el plano científico, astronómico en particular, anticipando así la revolución copernicana (-->) del siglo siguiente.
Si el Universo es un Dios contraído, dijo, no puede ser cerrado y finito; no puede haber un arriba y un abajo ni un centro o un insuperable límite externo. Así como Dios está en el cielo, en la tierra y en cualquier lugar, cualquier punto del Universo puede ser centro y periferia.
Además, de Cusa puso siempre mucha atención en distinguir entre Dios, en el cual se efectúa la perfecta coincidencia de opuestos (-->), y la naturaleza (donde la vida se halla en formas relativas e individuales), evitando así levantar sospechas de panteísmo o inmanentismo (-->). De este modo consiguió conciliar la reafirmación de la trascendencia (-->) de Dios con la de una identidad estructural entre Dios y el mundo, pero se trató de un delicado equilibrio dialéctico entre dos conceptos opuestos e incompatibles que, obviamente, dio paso a muchas diferentes interpretaciones.
Los pensadores neoplatónicos renacentistas vieron en la noción cusana de contracción/explicación una confirmación de la teoría del hombre o mujer microcosmos: exactamente del mismo modo que todas las cosas están comprendidas en Dios (en sentido literal: <presentes juntas>), también en el hombre o mujer es posible encontrar en forma contraída todo lo creado, ya que está dotado de un cuerpo material y de un alma espiritual. <También el hombre o mujer es un Dios, aunque no absolutamente por ser hombre o mujer. Es un Dios humano o humanamente un Dios>, afirmó de Cusa, estableciendo así las premisas teóricas de la doctrina ficiniana del hombre o mujer copula mundi (-->).
Hacia el final del s. XVI, G. Bruno, forzando el concepto de contracción/explicación hasta transformarlo en una relación de identidad, convirtió la filosofía de Nicolás de Cusa en una perspectiva panteísta e inmanentista (--> Inmanentismo), totalmente descristianizada y alejada de la dirección del maestro. Para Bruno, Dios y el mundo coinciden en una única realidad: la divinidad y la mente, el intelecto y el mundo, no son entes separados (por contracción) por la naturaleza, sino la naturaleza misma. Así, se atribuyen a la naturaleza las cualidades que el cristianismo atribuye a Dios, empezando por la infinidad.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO