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DOCTA IGNORANCIA





Nicolás de Cusa, el filósofo más importante del neoplatonismo del s. XV, utilizó el método de las analogías matemáticas (--> Matesis) para afrontar el problema gnoseológico en su ensayo La doctora ignorancia (1440). A partir del principio de que todo conocimiento se basa en la comparación, definió el conocimiento como una proporción entre conocido y desconocido (se pueden conocer cosas nuevas sólo partiendo de aquellas ya conocidas). La adquisición de nuevas nociones resulta fácil cuando se afronta un posible desafío: es decir, conceptos más cercanos y similares a los ya poseídos; por el contrario, cuando se intentan resolver problemas muy alejados de nuestros conocimientos actuales, de algún modo desproporcionados respecto al saber humano (por ejemplo, la naturaleza de Dios), hace falta confesar nuestra incapacidad de comprender.

Retomando con nuevos términos la antigua revalorización socrática del ser consciente de no saber (--> Mayéutica), Nicolás de Cusa confirmó la existencia de una docta ignorancia que nace del conocimiento de los límites de la sabiduría humana. Si se compara la verdad con un círculo, entonces el intelecto humano es similar a un polígono inserto en él: por mucho que aumente el número de lados, el polígono nunca coincidirá por completo con la circunferencia. Del mismo modo la mente, por mucho que pueda progresar, nunca llegará a comprender la verdad con una precisión infinita.

Proponiendo de nuevo el tema del desconocimiento racional de Dios elaborado por la teología negativa (-->), Nicolás de Cusa afirmó que la docta ignorancia es el único comportamiento posible ante el infinito y ante Dios, conceptos que escapan a cualquier criterio de análisis. Dios está más allá de la razón humana, trasciende cualquier cosa y no puede ser encerrado en ninguna definición.

El único modo de afrontar el problema de Dios es recurriendo a conjeturas, término con el que de Cusa designaba analogías particulares de tipo geométrico capaces de sugerir la diferencia entre lo finito y el infinito. Por ejemplo: la recta y el círculo son figuras distintas (finitas), pero si se extiende un círculo al infinito es imposible distinguirlo de una recta. Por eso puede decirse que Dios, siendo infinito, es tanto una cosa como otra: es simultáneamente recta y círculo.

Estas analogías sugieren que Dios está más allá del principio de no contradicción. En él se realiza la coincidencia de opuestos (-->): Dios es el más y es el menos, el punto y la circunferencia, el mínimo y el máximo. La relación entre Dios y el mundo puede ser explicada en términos de contracción/explicación (-->): Dios incluye (contiene, contrae) en sí todas las cosas: es como la unidad respecto a los números, como el punto respecto a las figuras geométricas. Por el contrario, el mundo se entiende como la explicación de esta unidad: cada parte es una determinación de la divinidad y se especifica en una individualidad concreta. Estas reflexiones condujeron a Nicolás de Cusa a retomar las antiguas teorías de Platón relativas al hombre o mujer microcosmos (--> Microcosmos/macrocosmos) y al alma del mundo (-->), influyendo así de manera decisiva en toda la cultura del s. XVI y en el resurgimiento del neoplatonismo.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO