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INMANENTISMO






En la teología se llama inmanentismo o panteísmo a la doctrina que niega la distinción entre el mundo y Dios, en oposición al principio de trascendencia (-->). Aunque el término fue adoptado en el s. XVIII, el mundo griego era ya plenamente panteísta en todas sus expresiones; tanto el mito (-->) como la antigua filosofía compartieron la idea de que la divinidad constituía la íntima naturaleza del Universo.

Obviamente, existían algunos matices que los diferenciaban: el panteísmo de los neoplatónicos, que veían el mundo como un arquetipo (-->), una manifestación de lo divino, fue de tipo místico-religioso, mientras que el de los estoicos tendía a una forma de naturalismo material que consideraba a Dios como la energía (--> Pneuma) que mueve la naturaleza desde el interior. A la tradición griega se opuso la tradición hebreo-cristiana, fundada sobre la idea de un Dios diferenciado del mundo y con una existencia propia. Esto no impidió la penetración de elementos del panteísmo en el pensamiento de algunos autores cristianos. La versión neoplatónica del antiguo inmanentismo influyó sobre la teología negativa (-->) de Dionisio Areopagita sobre la tradición mística (--> Misticismo) representada por el Maestro Eckhart, y sobre el pensamiento de N. de Cusa, quien exponía la relación entre Dios y el mundo en términos de contracción/explicación (-->).

La variante estoico-naturalista más opuesta al cristianismo resurgió con G. Bruno en los últimos años del Renacimiento. Bruno resolvió de forma radical el equívoco que llevara a su maestro, el pío Marsilio Ficino, a creerse un mago religioso capaz de conciliar hermetismo y cristianismo: la religión egipcia, de la que Bruno fue profeta, proponía el regreso al culto ánimo-panteísta de la naturaleza y su entusiasta aceptación del heliocentrismo (-->) derivaba de la <heliolatría pagana>, y no de las investigaciones astronómicas.

Después de haber admitido la posibilidad de que existiera un Dios super omnia (<por encima de todas las cosas> y, por lo tanto, trascendente y distanciado de todo, según el modelo cristiano), Bruno centró toda su atención en la tesis opuesta (basada en el principio cusano de la coincidencia de los opuestos -->). Dios es una realidad insita omnibus (<presente en todas las cosas>), el principio lógico-formal que penetra y anima toda la naturaleza, y que puede ser descrito como el alma del mundo (-->) o como una mente universal difundida por todas partes y presente en cada cosa (panpsiquismo). En términos exactamente contrarios a los que usaría Cartesio en la generación siguiente para inaugurar el pensamiento moderno con la rígida separación entre res cogitans y res extensa (-->), a finales del s. XVIII Bruno aún teorizaba sobre el vitalismo, el animismo y la espiritualidad de la materia, justificando así la práctica de la magia (-->). En efecto, la divina inteligencia que el hombre posee de manera consciente está presente en los niveles más bajos de conciencia e incluso en la misma materia. <Todo está vivo y todo es divino>; la vida que regula la naturaleza es la vida de Dios y por consiguiente sus leyes pueden estar sometidas a mutaciones.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO