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ESPACIO-LUGAR




Aristóteles, oponiéndose a Demócrito, definió el espacio como el lugar ocupado por los cuerpos que coincide, de hecho, con su límite adyacente: es decir, con la superficie externa que los delimita. Las hipótesis básicas de esta teoría eran cuatro:
  • el lugar espacial de todo objeto no es ni una de sus partes ni uno de sus componentes, sino aquello que abarca la propia cosa;
  • el lugar de todo objeto no es ni mayor ni menor que la propia cosa;
  • todo lugar puede ser abandonado por la cosa que lo ocupa;
  • todo lugar tiene una propia orientación intrínseca, una parte superior y otra inferior establecidas definitivamente, y está definido por las tres dimensiones de longitud, anchura y profundidad.

A partir de estas premisas, Aristóteles llegó a la conclusión de que no sólo cada cuerpo ocupa un espacio, sino de que también cada espacio debe ser ocupado por un cuerpo. Sin embargo, espacio y cuerpo permanecen diferenciados: aunque cualquier extensión coincida siempre con un cuerpo, ésta no es en sí misma un cuerpo; de lo contrario, afirma Aristóteles, dos cuerpos estarían ocupando el mismo lugar.

De este último punto se deduce que el espacio-lugar no es un ambiente inerte que pueda ser llenado según la voluntad de cualquier materia, sino una estructura dinámica y diversificada, sin homogeneidad y diferenciada en su interior, capaz de elegir, condicionar e influir sobre los cuerpos contenidos. Los lugares situados cerca del centro de la Tierra (que es, asimismo, el centro del cosmos) atraen a los cuerpos pesados y rechazan los ligeros; por el contrario, los lugares <elevados> (el cielo) atraen aire y fuego, rechazando tierra y agua. Cada uno de los cuatro elementos naturales posee su propio lugar preferido, y hacia ese lugar se dirige avanzando con un movimiento natural rectilíneo (el más breve posible). Los cuerpos pesados descienden y los ligeros ascienden; la gravedad no actúa en una, sino en dos direcciones: hacia arriba y hacia abajo. El peso debe considerarse una cualidad absoluta, y no relativa, de los cuerpos. Pesado <es aquello que por naturaleza se aproxima hacia el centro; ligero, lo que se mueve en dirección opuesta; lo más pesado de todo es lo que está por debajo de todos; lo más ligero de todo es, en cambio, lo que se mantiene en las cumbres>.

De esta forma, Aristóteles explicó la aceleración gravitacional en términos antropomórficos (--> Antropomorfismo) y finalistas como un instinto (el apetito) de la materia: el deseo de los cuerpos de regresar a su lugar natural determina su apresuramiento, cuya aceleración aumenta a medida que se aproxima la meta.

En la Tierra (--> Mundo sublunar), además del movimiento natural (gravitacional, rectilíneo), también es posible el movimiento violento, generado por alguna acción opuesta a la ley natural (por ejemplo, lanzar un objeto hacia arriba). Cuando se agota la energía producida por la acción humana, la naturaleza retorna a sus leyes normales (de ahí que la piedra, lanzada hacia arriba, descienda). En nuestro mundo, los movimientos circulares o cíclicos tienen siempre un carácter <violento>, es decir, contra natura; por lo tanto, son siempre imperfectos, efímeros y temporales.





TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO