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FIJISMO



El fijismo (es decir, la teoría biológica de Aristóteles) es la doctrina más longeva de toda la historia de la ciencia occidental: tras haberse integrado sin grandes variaciones en el cristianismo, puesto que se adaptaba perfectamente al concepto de creación (-->) y a la narración del Génesis, sobrevivió a la revolución científica moderna y siguió siendo considerada todavía válida durante el s. XIX, hasta el nacimiento del evolucionismo darviniano.

A continuación se detallan los tres principios fundamentales de la teoría biológica aristotélica.
  • Las especies son eternas, inmutables y se transmiten inalteradas de generación en generación. No existe ninguna evolución en la estructura orgánica de los animales, pues cada especie ha alcanzado ya el grado máximo de perfección posible. Por otra parte, todas las especies se pueden ordenar en función de una escala continua, desde la más simple hasta la más compleja. Esta escala de los seres (-->) empieza con el mundo mineral y prosigue sin interrupciones hasta el mundo vegetal, animal y humano.
  • <La biología se interesa únicamente por las especies y nunca por los individuos>. Se trata de una consecuencia lógica de la distinción realizada en la metafísica entre sustancia (-->) y accidente: la biología estudia las conformaciones esenciales (típicas) y se desinteresa por las variantes individuales. La investigación científica de Aristóteles, a pesar de las críticas contra la doctrina platónica de las ideas (--> Idea platónica), tiene una gran deuda con la concepción, común en el mundo griego, según la cual los objetos de la investigación son siempre los universales, no los individuos concretos.
  • La forma de los órganos siempre depende de las funciones. En la naturaleza no son determinantes el azar (-->) ni tampoco las causas eficientes o materiales, sino la finalidad: por ejemplo, un pie posee una estructura determinada únicamente para permitir el movimiento. 

En realidad, el <fijismo> no excluía a priori la posibilidad de procesos evolutivos, cuyas pruebas eran netamente evidentes también en el mundo antiguo. De hecho, ya por aquel entonces los ganaderos se servían de los cruces para mejorar las razas equinas, y se conocía la posibilidad de obtener nuevas especies de animales que no existían en la naturaleza mediante la domesticación y la selección (por ejemplo, el cerdo es el producto de una selección progresiva realizada a partir del jabalí salvaje). Sin embargo, todos estos fenómenos de transformación biológica se explicaban como el fruto de una acción humana que operaba en contra de las leyes naturales: esto es, una modificación violenta de la norma biológica. Aristóteles planteaba unas argumentaciones similares también para explicar otros fenómenos que habrían podido desmentir la teoría fijista. Explicaba la existencia de los fósiles mediante la hipótesis de que algunas especies habrían desaparecido debido a la acción de unas catástrofes cíclicas. Explicaba el nacimiento de individuos anómalos, con malformaciones orgánicas que los distinguían de la norma, ya sea como prodigios divinos, ya sea recurriendo al principio según el cual hay que centrarse necesariamente en las especies y no en los individuos; es decir, considerándolos excepciones, variantes no significativas desde el punto de vista biológico.






TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO