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ARTE NO FIGURATIVO




A principios del s. XIX, Hegel intuyó que el desarrollo de la espiritualidad humana tendría como consecuencia la muerte del arte (-->), cuyo destino inminente parecía el de ser absorbido, por así decirlo, por una filosofía superior.

Se equivocaba en parte, pues el arte, lejos de extinguirse, disfruta hoy en día de una consideración social superior a la del pasado; pero también tuvo en cierto modo razón, porque lo que durante siglos se ha entendido con el término de <arte> ha muerto en la actualidad.

El punto de transición está marcado por el abandono del mimetismo, el principio elaborado por Platón (--> Mímesis) y que acompaña toda la historia del arte europeo, según la cual la pintura o es una representación directa de objetos o se sirve en cualquier caso del mundo objetual (de figuras) para expresar ciertos contenidos (por ejemplo, un arquetipo: -->).

La apertura de las artes visuales al no figurativismo ha supuesto una enorme ampliación de los confines de la pintura, que ya no es una imitación del mundo, sino una libre representación del imaginario: contrariamente a la hipótesis de Hegel, las imágenes abstractas (informales, sígnicas, matéricas) han demostrado estar en condiciones de expresar cumplidamente (y a menudo han contribuido a crear) la espiritualidad del hombre contemporáneo.

El rechazo del mimetismo supone también la relativización de la perspectiva (-->) y de las tradicionales técnicas ilusorias de representación del espacio. El lienzo del pintor contemporáneo ya no es una ventana, una pantalla ideal a través de la que se recibe la imagen, sino un objeto expresivo en sí mismo, significativo sólo por lo que es (en sus valores de color, forma, composición, signo) y no por algo ajeno que debería representar.

Esta aventura estético-filosófica, pero con importantes connotaciones éticas, (--> Bello/Feo) está todavía en marcha. No existe, por lo menos en la actualidad, una teoría del arte contemporáneo, una interpretación exhaustiva y consolidada de su especificidad (por más que sea posible señalar algunos rasgos típicos como, por ejemplo, el primitivismo: -->).

En cualquier caso, es cierto que el arte no se ha anulado con la filosofía (tal como preveía Hegel), sino que más bien parece haberse fundido en ella hasta convertirse en una especie de filosofía objetual, tan especulativa y teórica como la tradicional. De ello se deriva el carácter especialmente <aventurero> del arte moderno, la tendencia general a la experimentación y el radicalismo de las soluciones, la atención a las motivaciones profundas del quehacer artístico más que a la belleza de los productos. Es obvio, no obstante, que la tabla de referencias filosóficas que se reproduce en la página siguiente debe ser considerada en sentido laxo y no como indicación de una dependencia entre el arte y la filosofía, sino como una recíproca sugestión y un intercambio de temas.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO