Una de las cuestiones más arduamente debatidas por la filosofía es el origen del comportamiento humano. ¿Está condicionado principalmente por el aprendizaje o por la herencia? Y, en el segundo caso, ¿significa que llevamos con nosotros desde el nacimiento ciertos esquemas de comportamiento, ideas o capacidades, anteriores a la experiencia? En el pasado fueron innatistas la teoría de las ideas de Platón (--> Idea platónica) y el concepto de la mente como una tabla grabada elaborada por el racionalismo; antiinnatista fue, en cambio, toda la tradición marcada por el empirismo (-->).
Debido a su influencia en el plano político, durante todo el s. XX se desarrolló una sensibilidad especial ante esta cuestión. Negar el innatismo significa afirmar que, al menos en el momento del nacimiento, todos los seres humanos están en condiciones de perfecta igualdad. Lo que lleguen a ser de adultos dependerá de su relación con el entorno (familia, escuela, sociedad). Un hombre o mujer modelado totalmente por la cultura es coherente con el ideal político democrático, mientras que un hombre o mujer condicionado desde el nacimiento por un fuerte patrimonio hereditario abre camino a la idea de que existan diferencias cualitativas irreconciliables (sangre, raza, capacidad intelectual) entre los individuos. Por este motivo, el innatismo ha sido una teoría sostenida por los regímenes aristocráticos y absolutistas del pasado y el presente. También el nazismo intentó justificarse a través del darvinismo social, arbitraria extensión del principio de selección natural de la raza humana.
Aun teniendo presentes los peligros de su utilización política, las investigaciones científicas (y ésta es una de las cuestiones más debatidas durante todo el s. XX) han debido admitir frecuentemente la presencia de cierta dosis de innatismo. Uno de los ejemplos más destacados lo ofrece la lingüística generativa (-->), que para explicar el fenómeno del aprendizaje lingüístico propone la existencia de una gramática universal común e innata.
La etología (-->) ha afrontado la cuestión con singular rigor. Se ha convenido definir como innato todo comportamiento que satisfaga las siguientes condiciones: se presenta de modo estereotipado (es decir, en secuencias constantes), está presente en todos los individuos de una misma especie y permanece relativamente invariable después del aprendizaje. Esto se pudo estudiar en laboratorio gracias al experimento de privación: se somete a un animal a condiciones de aislamiento o se le priva de determinadas experiencias hasta cierta edad, a fin de producir un <perfecto ignorante>; después se verifica si, puesto en contacto con concretos estímulos desencadenantes, actúa de acuerdo con el comportamiento típico de la especie. En caso de que sea así, el comportamiento puede considerarse innato.
De este modo se han ido acumulando pruebas de la influencia hereditaria sobre una infinidad de fenómenos como la habilidad para el cálculo, el tiempo de adquisición del lenguaje, la extroversión o introversión, la memoria, la facilidad de palabra, la habilidad perceptiva y psicomotora y las patologías mentales.
De este modo se han ido acumulando pruebas de la influencia hereditaria sobre una infinidad de fenómenos como la habilidad para el cálculo, el tiempo de adquisición del lenguaje, la extroversión o introversión, la memoria, la facilidad de palabra, la habilidad perceptiva y psicomotora y las patologías mentales.
TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO