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IDEA PLATÓNICA




El mérito de haber formulado la primera teoría orgánica del conocimiento corresponde a Platón. Según sus afirmaciones, todo acto cognoscitivo es siempre una reminiscencia, es decir, un <recuerdo>: saber no significa adquirir nuevas cogniciones desde el exterior, sino traer a la memoria, a la propia interioridad, lo que una parte de nosotros (el alma: -->) ya sabe, pero ha olvidado. En resumen, se trata de un proceso de anamnesis mediante el que se reconstruye la verdad a través del recuerdo. Lo que nos proporciona el ambiente, o sea, la percepción sensorial del mundo, es, como máximo, un motivo, un estímulo para la nueva evocación. En este sentido, Platón compartió con Parménides la subestimación de la sensación (-->).




La teoría de Platón puede considerarse una forma de innatismo (-->): el conocimiento no procede de la experiencia, sino de un saber preexistente, prenatal y connatural al intelecto. El alma es el instrumento gracias al cual el hombre puede conocer: en su viaje por el mundo hiperuránico (--> Viaje del alma), el alma ha conocido las ideas, pero en el momento en que se encarna en un nuevo cuerpo las olvida y tiene que volver a descubrirlas poco a poco, estimulada por la sensación e impulsada por el amor (por el deseo de belleza: --> Escala erótica).




Para el hombre moderno, el término idea posee un significado exclusivamente psicológico, pues indica un contenido cualquiera de la mente, mientras que Platón le atribuía una realidad sustancial, lo que confiere a su doctrina un valor ontológico, además del cognoscitivo. El mundo hiperuránico de las ideas (invisible, sobrenatural, eterno e inmutable, como los dioses) no sólo tiene una existencia real, sino que su grado de realidad es superior al del mundo visible. De ahí que existan dos niveles del ser (dualismo metafísico), ordenados por una disposición jerárquica: el mundo sensible y el mundo de las ideas, a los que, en el campo del conocimiento, le corresponden, respectivamente, la percepción de las cosas (los actos de ver y de sentir, que producen únicamente una opinión más o menos falsa) y la ciencia, el <saber de las ideas> del filósofo (dualismo gnoseológico).

La afirmación de la superioridad ontológica y gnoseológica del mundo sobrenatural de las ideas (el mundo hiperuránico identificado con lo divino) favoreció una lectura religiosa de las teorías de Platón durante la Edad Media. Ya en el s. II d.C., el neoplatónico Plotino consideró el mundo de las ideas como la primera emanación (-->) del Dios-Uno, el intelecto, mientras los teólogos cristianos lo adoptaron como el Paraíso, la mente de Dios, el alma del mundo (-->).

Por otra parte, es también posible una interpretación laica y científica de la gnoseología platónica si se consideran las <ideas> como modelos mentales, esquemas que preceden a la experiencia, criterios de clasificación (dotados sólo de realidad psicológica). En este sentido, el problema de la explicación del concepto sigue siendo de gran actualidad. Por ejemplo, es un elemento central del desarrollo actual de la inteligencia artificial: ¿cómo es posible enseñar a una máquina a reconocer (identificar) un objeto cualquiera, como por ejemplo, una silla? (--> Tí esti).






TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO