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EMPIRISMO: TABULA RASA




La idea fundamental que caracterizó la tradición del empirismo inglés fue la negación de la existencia de ideas innatas y preexistentes a la <experiencia>. Como afirmó J. Locke (Ensayo sobre el intelecto humano, 1688), la mente, en el momento de nacer, está completamente vacía: <Al principio el espíritu es como una hoja en blanco, sin ningún carácter (tabula rasa), sin ninguna idea>. Durante toda la vida podrá contener solamente aquello que se imprima en ella desde fuera, en la doble forma de sensaciones procedentes del mundo exterior y de reflexiones derivadas de la vida interior (sentirse feliz, ofendido, etc.). Según Locke, la falsedad de la teoría contraria (la presencia de ideas innatas sostenida por R. Descartes y por los racionalistas) puede ser demostrada además por vía experimental: efectivamente, no existe en el mundo ninguna idea sobre la que se registre un <consenso universal>, e incluso, en lo que se refiere a las nociones lógico-matemáticas (el principio de no contradicción), la simple observación de un niño o niña (o de un loco o loca) demuestra que sin la experiencia o la instrucción no puede desarrollarse ninguna idea. Locke descartó la posibilidad de que las ideas innatas puedan existir en la mente del niño o niña sin que éste sea consciente de ello, afirmando que pensar y no ser conscientes del propio pensamiento es una paradoja (de esta forma, el filósofo elaboró por primera vez, aunque la descartaría inmediatamente, la hipótesis del inconsciente: -->). Desarrollando estos presupuestos, los empiristas llegaron a importantes conclusiones.


  • La prioridad de la experiencia y de la sensación. Todos los contenidos de la mente derivan, en última instancia, de combinaciones y transformaciones de impresiones sensibles (ideas simples), según la máxima ya afirmada por Aristóteles: <No hay nada en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos>.

  • El nominalismo y el convencionalismo lingüístico. Los conceptos y las palabras en el lenguaje no expresan una realidad metafísica: sólo son signos convencionales, arbitrarios y efímeros, referidos a ciertos contenidos psíquicos.

  • El asociacionismo (-->) psíquico. La mente trabaja sobre las ideas simples y crea complejos estructurados a través de asociaciones por semejanza o contigüidad.

  • El atomismo psíquico. Según éste, cualquier idea compleja puede ser reducida a elementos simple y moleculares.


Locke demostró que incluso la antigua idea metafísica de sustancia (-->) se reduce, desde el punto de vista empírico, a un concepto carente de significado.


El uso de conceptos que indican sustancias, efectivamente, no es otra cosa que el producto de la constancia con la que se presentan ciertas sensaciones: así, por ejemplo, la palabra <gato> no es, como quería Platón, el recuerdo de la idea perfecta (innata) de lo felino, y ni siquiera designa, como pretendía Aristóteles, una sustancia o un concepto universal. Al contrario: se trata de un signo arbitrario que resulta útil para resumir de forma sintética, por comodidad lingüística, una serie de típicas impresiones simples (algo peludo, animado y caliente, con bigotes...). 



TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO

PROFUNDIZACIÓN EMPIRISMO: TABULA RASA