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MUNDO SUBLUNAR






Hacia mediados del s. II d. C., Tolomeo, uno de los más grandes científicos de la Antigüedad, sistematizó el saber astronómico. Su Almagesto (versión árabe del título original: Gran Tratado), retomando las teorías aristotélicas, describe el cosmos como una estructura de estratos concéntricos, dividido en dos zonas diferentes, no homogéneas y estrictamente regidas por diferentes leyes físicas:
  • El <mundo sublunar> comprende la Tierra y se extiende hasta la esfera de la Luna. Como el hueso de un fruto, goza de una situación única pero no privilegiada: en efecto, sólo en su interior existen la muerte, la imperfección y el dolor (todos ellos fenómenos del devenir-->). La imperfección que reina en él impide que sea analizado con los instrumentos de la matemática y la geometría (aplicables según Aristóteles y el pensamiento griego sólo en la astronomía, no en física ni en las ciencias naturales). El movimiento que se produce es sólo rectilíneo (gravitatorio), hacia arriba y hacia abajo.
  • El <mundo hiperlunar> llega hasta el Empíreo, en los confines del Universo, y es inalterable porque es de naturaleza divina: el Sol, la Luna y todos los cuerpos celestes son una manifestación visible de la divinidad. El movimiento de los astros ha de ser, pues, absolutamente perfecto, circular, eterno y continuo, sin aceleraciones ni disminuciones. Los planetas, además, no son libres en su movimiento, sino que están engastados en esferas cristalinas, tan transparentes que resultan invisibles desde la Tierra. Estas esferas giran alrededor de un centro, un eje cósmico en el que está situada la Tierra; entre ellas no hay vacío, sino una quinta esencia (o éter, una sustancia semiespiritual). El Sol es un planeta como los demás (y éste fue, sin duda, uno de los puntos débiles de la doctrina).  

Una parte del Almagesto estaba dedicada a las pruebas de la inmovilidad de la Tierra y de su situación en el centro del Universo (teoría geoestacionaria y geocéntrica). Tolomeo elabora una sola noción dotada de validez científica (la falta de paralaje--> Geocentrismo), pero en la Edad Media tuvieron gran acogida sus argumentos basados en el <sentido común>: en especial el <de la torre> y el <de las nubes>:
  • El <argumento de la torre>. Según Tolomeo, la caída vertical de los graves prueba la inmovilidad de la Tierra; en efecto, si ésta se moviese, el peso debería caer no exactamente bajo la torre, sino a su lado (pues la Tierra, mientras tanto, se habría desplazado).
  • El <argumento de las nubes>. Si la Tierra girase sobre sí misma realizando un giro completo en un sólo día, tendría una gran velocidad periférica; por lo tanto, el movimiento de las nubes no podría realizarse del mismo modo hacia el este (en sentido contrario al movimiento de la Tierra) que hacia el oeste. También el vuelo de los pájaros debería ser más veloz cuando siguiera el movimiento terrestre, y más lento cuando se apartara de él. De modo que, como no se verifica nada de lo dicho, queda probado que <la Tierra no se mueve>.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO