Ir al contenido principal

Asesorías Filosóficas Personalizadas

Mostrar más

TEOLOGÍA NEGATIVA




La teología negativa, elaborada por Dionisio el Areopagita y difundida en el pensamiento occidental a partir del s. IX, fue el fundamento teórico de la mística (--> Misticismo) cristiana. En contraposición con la teología racional, según la cual es posible encaminarse hacia Dios con los instrumentos de la razón, ésta afirmó que <de Dios sólo se puede predicar lo incognoscible>. Cualquier concepto atribuido a la divinidad (también bondad, justicia o amor) es una extrapolación indebida de cualidades exclusivamente humanas; en definitiva, una forma de antropomorfismo (-->).

Según Dionisio, la única teología posible está formada por negaciones: sólo se puede razonar sobre lo que Dios no es. <Sólo a partir de la privación de la vista y de la conciencia, a partir de la misma imposibilidad de ver y conocer, es posible ver y conocer lo que está más allá de la visión y del conocimiento. De hecho, ésta es la manera de ver verdaderamente y de conocer y de loar de una forma sobre-sustancial al Ser sobre-sustancial. Cuanto más nos elevemos hacia las alturas, más se contraerán las palabras por la visión de conjunto de las cosas inteligibles. De esta manera, ahora, penetrando en la bruma que está por encima de la inteligencia, encontraremos no la brevedad de las palabras, sino la ausencia absoluta de palabras y de pensamientos>.

Dionisio llegó a la noción de inconmensurabilidad de Dios partiendo de una reflexión en torno al concepto de jerarquía (literalmente, <orden de las cosas sagradas>). Su obra principal, el breve escrito Gerarchia Celeste, se articula en dos partes. En la primera, Dionisio demuestra cómo el orden jerárquico estructura cada forma del ser, ya sea la sociedad humana (dividida en trabajadores, guerreros y sacerdotes), ya sea el Universo físico (organizado en esferas concéntricas, gobernadas cada una de ellas por una Inteligencia Celeste), ya sea el Universo Sobrenatural; de hecho, las compañías de los ángeles también están estructuradas a partir de una jerarquía muy concreta y precisa, según principios de supremacía y de especialización de las tareas.

Esta asunción de la jerarquía como parámetro universal enfatiza, por contraste, el inquietante mensaje de la segunda parte de la obra, donde se afirma el carácter absolutamente extraño de Dios respecto a cualquier jerarquía natural, humana o celeste. Mediante una fuerte recuperación de la tendencia de Plotino hacia la trascendencia (-->), Dionisio sitúa a Dios más allá de todo, no en el vértice de una pirámide jerárquica, sino extra ordinem, <por encima de cualquier estructura>. De esta forma, la oscuridad y el silencio se convierten en auténticos símbolos de Dios y dejan de serlo la luz y la palabra, paradojas impenetrables para el pensamiento humano (Dios como <tiniebla luminosísima>). Sin embargo, y ésta es la desconcertante verdad de Dionisio, Dios puede ser alcanzable ya en esta vida a través de la vía mística, una experiencia capaz de superar la tradicional jerarquía de la plegaria (cogitatiomeditatiocontemplatio) para llegar, efectuando un salto más allá de la razón, a la deificatio: esto es, la participación directa e intuitiva de lo divino.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO