Ir al contenido principal

Asesorías Filosóficas Personalizadas

Mostrar más

POSITIVISMO




El positivismo fue un amplio movimiento de pensamiento surgido en Francia hacia 1841 y difundido luego por toda Europa hasta convertirse en la tendencia hegemónica de la cultura, con importantes repercusiones en la literatura (naturalismo, verismo, realismo) y en las artes visuales (divisionismo). Un elemento peculiar de la mentalidad positivista fue la fe en el progreso (-->) científico y tecnológico que, según se creía, llegaría a resolver muy pronto todos los problemas de la humanidad, tanto los materiales como los espirituales.

Por una parte, el positivismo interpretó las profundas transformaciones sociales de la segunda mitad del s. XIX y por otra las favoreció. La difusión de la revolución industrial y el consiguiente nacimiento de la civilización metropolitana, los extraordinarios descubrimientos científicos, el aumento del bienestar, la pacificación de Europa (la era positivista coincide con la belle époque) y la unificación mundial propiciada por el colonialismo, crearon un clima social y filosófico de un optimismo exagerado. Nació la convicción de que Europa había entrado en una fase de desarrollo imparable.


A. Comte (1798-1857), considerado el fundador del positivismo, del <estudio de la historia y de la evolución del intelecto humano>, formuló la ley de los tres estadios, según la cual la historia se habría desarrollado siguiendo tres etapas fundamentales.


  • La primera es el estadio teológico (subdividido en tres grados: fetichismo, politeísmo, monoteísmo), propio de los primitivos (y de los niños y las niñas), que interpretan el mundo con las categorías de la magia (-->), del antropomorfismo (-->) y de la religión. La fantasía domina sobre el pensamiento racional.

  • El estadio metafísico o abstracto representa una fase de crisis (la adolescencia de la humanidad); los mitos religiosos se disuelven a causa del ataque de la filosofía, pero son sustituidos por las nociones abstractas de la metafísica. La razón, de todas formas, da así sus primeros pasos y, después de un esfuerzo bimilenario, llega al tercer estadio durante el s. XVII con la obra de Galileo, Bacon y Descartes.

  • El estadio científico o positivo es aquel en el que la razón y el respeto hacia los hechos superan a la fantasía y a la metafísica. La humanidad, ya adulta, deja de preguntarse por la razón de las cosas y opta por concentrarse en el cómo suceden, buscando científicamente sus leyes de transformación. Según Comte, las matemáticas, la astronomía, la física y las ciencias de la naturaleza han alcanzado ya el estadio positivo; por lo tanto, el objetivo de una filosofía positiva debe ser extender esta tendencia al saber humanístico, promoviendo una sociología y una política sobre bases científicas. 

EL juicio histórico sobre el positivismo es siempre ambivalente. Por una parte estas convicciones obligaron a plantear por primera vez antiguas cuestiones filosóficas sobre bases experimentales, determinando el nacimiento de las modernas ciencias humanas (sociología, antropología, psicología, economía). Por otra parte, la exaltación fideísta de la ciencia condujo a un cientismo (-->) criticado durante el s. XX por una contraria reacción antipositivista.



TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO