Ir al contenido principal

Asesorías Filosóficas Personalizadas

Mostrar más

COSTUMBRE




La costumbre no es sino un comportamiento producido por un mecanismo de cualquier tipo (psicológico, biológico, social...) que tiende a fijarse en formas estables a través de la repetición. La adquisición de una costumbre, favorecida por la práctica, produce acciones automáticas que no contemplan la intervención del razonamiento y en ocasiones ni siquiera de la conciencia. Ya Aristóteles observaba que <se hace por costumbre lo que se hace porque se ha hecho muchas veces> y que <la costumbre es de alguna forma semejante a la naturaleza, ya que muchas veces y siempre están próximos: la naturaleza es lo que es siempre; la costumbre es lo que es muchas veces>.


En filosofía, el concepto de costumbre empezó a tener una función importante a partir del empirismo inglés (--> Empirismo: tabula rasa), que recurrió a éste para explicar los dos importantes fenómenos que se detallan a continuación.


  • Los procedimientos de asociación que regulan el conocimiento. Tanto para Hobbes como para Locke, las relaciones que unen entre sí ideas distintas tienen siempre origen en la constancia de la costumbre con la que nos representamos los fenómenos. Como ya observaba Platón, es solamente por costumbre asociativa que una prenda de vestir de la persona amada despierte sentimientos parecidos a los que provoca la persona misma.

  • La creencia en el principio de causa-efecto (-->). Después de haber definido la costumbre como <la disposición producida por la repetición de un acto de renovar el acto mismo sin que intervenga el razonamiento>, Hume la convirtió en la explicación del principio de causa: después de haber visto muchas veces la conjunción de dos hechos (el calor y la llama), estamos predispuestos a esperar uno cuando se presenta el otro. Hume reconoce que estas concatenaciones son útiles para la vida cotidiana porque sólo la costumbre de <asociar> el calor a la llama evita las quemaduras. Sin la costumbre, <seríamos completamente ignorantes de todas las cuestiones de hecho, fuera de las que están inmediatamente presentes en los sentidos o en la memoria. No sabríamos adaptar los medios a los fines y emplear nuestros poderes naturales para producir un efecto cualquiera>. Por otra parte, sin embargo, estas costumbres dependen de dos condiciones: una, la necesidad del aprendizaje (cada costumbre se instaura sólo como consecuencia de una experiencia de hecho: para establecer la conexión mental entre llama y dolor fue necesario que Adán o Eva y cada niño o niña intentaran concretamente tocar el fuego); otra, la falta de un contenido lógico (solamente la experiencia práctica, y no la razón, enseña que el fuego produce quemaduras).


La asociación debida a la costumbre entre <causas> y <efectos> es tan fuerte que el hombre y la mujer, desbordando los límites de la experiencia, tienden a imaginar la presencia de una relación necesaria (lógica) entre los dos hechos. Pero Hume observa que, aunque fuese inteligente, un extraterrestre que proviniese de un mundo sin fuego sólo podría entender el efecto dañino de la llama al quemarse.


Reduciendo la relación entre causa y efecto a pura <costumbre>, Hume formuló la más dura crítica a la pretensión de la ciencia de prever los hechos (efectos) a partir del conocimiento de las causas. Todo saber relativo al futuro no tiene otro fundamento que la costumbre producida por el pasado.



TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO

PROFUNDIZACIÓN COSTUMBRE