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ELEMENTOS



Después de que Tales localizase el arkhé (el principio primordial) en el agua, Anaxímenes en el aire y Heráclito en el fuego, Empédocles determinó como principios los cuatro cuerpos simples, añadiendo a los inmediatamente mencionados un cuarto elemento: esto es, la tierra. Además de asumir en bloque los cuatro principios, dando inicio de esta forma al pluralismo ontológico que, después, será desarrollado por Demócrito con el Atomismo (--> Átomo), Empédocles entendió de forma diferente su naturaleza. A diferencia del arkhé en la reflexión jónica, que se transforma para dar origen a todas las cosas, sus elementos (que prefirió llamarlos raíces del ser) se mantienen siempre cualitativamente estables e inalterados. Las cuatro raíces son eternas y no generadas, <no están sujetas al devenir si no es por el aumento o la disminución de la cantidad, cuando se unen en una unidad o se desvinculan de ésta>. La variedad de las sustancias naturales puede explicarse a partir de un ensamblaje diferente de los cuatro componentes de base y de todos los fenómenos del devenir (-->) a través de su reunión o separación.

Cada elemento coincide únicamente de manera parcial con la materia de referencia. La raíz <fuego> es algo más que el simple proceso de combustión y distinto a él, ya que abarca una vasta gama de fenómenos naturales: la llama, la luz, el calor, la temperatura corpórea (fiebre), la fermentación biológica, etc.

Asimismo, determinados sentimientos están relacionados con el fuego: el ánimo, sobre todo en un individuo fogoso, puede acalorarse, arder por amor, bullir de rabia, inflamarse por un ideal, helarse o mantenerse frío.

Las raíces, más que una sustancia específica, indican una condición de la naturaleza: el aire comprende todo aquello que se encuentra en estado gaseoso (por tanto, también tiene un carácter <ligero>); la tierra, aquello que es compacto y sólido; el agua, todo aquello que, por lo menos, puede transformarse potencialmente en líquido, comprendidos, por tanto, los metales, cuya posibilidad de fundirse se explica a partir de un componente (invisible) de agua. En cambio, la niebla y el vapor acuoso son manifestaciones del aire, y el hielo de la tierra.

Según Empédocles, incluso las cualidades psicológicas del individuo dependen de su composición elemental. El talento mostrado por algunos para determinadas habilidades encuentra su explicación en una perfecta combinación de los elementos (crasis) en la parte del cuerpo implicada. El buen orador posee una <crasis lingüística> (una lengua muy adecuada para el arte del hablar); el pintor, una <buena mano>; el futbolista, una <crasis del pie> particularmente eficaz.

Privada de las referencias metafísicas que Empédocles le ha atribuido (que, por otra parte, no rechazó una connotación mitológica, viendo a Zeus en el fuego, a Hera en la tierra, e Edoneo en el aire y a Nestis en el agua), la doctrina de los cuatro elementos fue acogida por el mundo griego como una teoría científica fundamental y se convirtió en el asunto básico de una amplia gama de doctrinas, como la medicina de los humores (-->) o la estereometría (-->) de Platón.





TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO