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MATERIA/MEMORIA




Bergson (Materia y memoria, 1896) propuso una solución original al problema de la relación entre mente y cuerpo (--> Problema cuerpo-mente) fundada sobre una función clave de la memoria. Según este filósofo francés sería la memoria quien se encargaría de llevar a cabo la delicada función de unir la conciencia (espiritual, incorpórea) a la fisiología (el cerebro). Según Bergson, se deben distinguir dos tipos de memoria.

  • Un tipo es el recuerdo-imagen, la memoria comúnmente entendida, reconducible a una actividad fisiológica del cerebro y definible como una percepción reactualizada (término ya usado por el empirismo: -->). Se trata de un proceso psíquico de gran utilidad, indispensable para la supervivencia misma del individuo. Efectivamente, entre todas las percepciones que cotidianamente llegan a los sentidos, el cuerpo conserva y registra las que son más útiles para la vida, incluso en ausencia de un preciso acto de la voluntad. Es el caso, por ejemplo, de la primera quemadura; ésta provoca en el niño una precisa e indeleble <asociación> cerebral entre fuego y dolor. Todas las habilidades de que es capaz el cuerpo dependen de este tipo de memoria fisiológica: cuando determinadas percepciones se repiten un gran número de veces, se producen en la corteza cerebral modificaciones estables e irreversibles que se manifiestan luego como pericia y destreza. Por ejemplo: cuando se aprende a ir en bicicleta, se adquieren reacciones perceptivas (modificaciones del equilibrio) que, al repetirse muchas veces, poco a poco se estabilizan hasta convertirse en automáticas e incluso inconscientes.

  • El segundo tipo de memoria es el recuerdo puro, una dimensión más profunda que coincide con la conciencia y no se materializa en ninguna actividad cerebral. En una conciencia humana, afirmó Bergson, <hay infinitamente más que en el cerebro correspondiente>. El recuerdo puro es la memoria espiritual de nuestro pasado, lo que hemos sentido, pensado y querido desde la primera infancia; un pasado <que nos sigue entero, a cada momento, inclinado sobre el presente que está a punto de absorber en sí, apremiante en la puerta de la conciencia>. 

La originalidad de Bergson consiste precisamente en haber planteado de nuevo la tradicional tesis filosófica de la <autonomía de la conciencia> negada por el positivismo, y de haberlo hecho sobre la base de evidencias experimentales y de estudios científicos (sobre los que el filósofo se documentó rigurosamente). Los efectos de las lesiones cerebrales, de las amnesias, de las afasias, (desórdenes psicosensoriales que impiden un uso correcto del lenguaje) demostrarían la existencia de una dimensión espiritual irreductible a la fisiología del cerebro. Bergson señaló que una amnesia total causada por un trauma no perjudica la <conciencia> y la <capacidad de vivir>. La dimensión espiritual del hombre y de la mujer (la conciencia del presente) implica, pues, un <recuerdo puro> del <pasado> (una memoria de lo que se es, en absoluto reconducible a específicas interconexiones neuronales). Conciencia y cuerpo son, en consecuencia, dos entidades bien distintas y cualitativamente diferentes, estrechamente interconectadas entre sí a través del recuerdo puro.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO