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DADAÍSMO



El movimiento dadaísta tuvo una existencia breve. Nació en 1916 en la tranquila ciudad de Zurich, mientras el mundo era sacudido por la Primera Guerra Mundial. Su guía fue el artista y filósofo Marcel Duchamp (1887-1968), quien se convirtió en el teorizador más importante del grupo. El movimiento se desarrolló también en París y Nueva York, pero la experiencia se dio por concluida hacia 1923. Sin embargo, se trata de uno de los movimientos artísticos más influyentes de todo el s. XX; los críticos e historiadores del arte coinciden en señalar que su mensaje de <libertad> y <rigor>, sumado a un modo muy particular y <conceptual> de entender la <pintura>, son las razones de que se convirtiese en parte esencial de todo el arte contemporáneo.

Dadá fue un contrasentido en sí mismo; es cierto que fue una corriente artística, pero profesó un credo antiestético, antiartístico y antipoético. Su fuerza residió en el hecho de ser la expresión más rigurosa, en el campo estético, del irracionalismo (-->) contemporáneo en la versión vitalista de Nietzsche. Sus posiciones teóricas se pueden resumir en cuatro puntos.

  • El retorno del arte a la <vida> y la superación de la distinción tradicional entre artista y obra (la abolición de la práctica de la pintura en caballete). Una de las formas de obtención de este resultado fue concebir el arte como productor de un evento y no de un objeto. Al implantar la dimensión temporal en las artes visuales y acercar la pintura al teatro, el <dadaísmo> inventó el <happening> y la <performance>. Otro modo más radical fue transformar al mismo artista y su existencia en una obra de arte viviente; a partir de los años veinte, Duchamp dejó de pintar y empezó a <exhibirse> a sí mismo en las exposiciones (por ejemplo, jugando al ajedrez con un amigo).
  • La revalorización del azar (-->) y del <juego>. El arte (al igual que el juego) pasa a considerarse una actividad seria pero desinteresada, ajena a todo fin utilitario, incapaz de producir valores y, sobre todo, desprovista de reglas. El arte es libertad de toda constricción; sólo jugando o creando se es verdaderamente libre. Una parte del Gran vidrio, el trabajo más ambicioso de Duchamp, se realizó disparando sobre la obra con un pequeño cañón cuyos proyectiles dejaban su tinta sobre la tela.
  • El uso desacralizador de la ironía (-->) convertida en arma contra cualquier valor estético. <Dadá> respondió al arte preciosista produciendo <obras de desecho> y una <pintura de la inmundicia> (realizada a base de cordeles, botones o clavos hallados en la basura). Duchamp produjo obras sin sentido como Aire de París (un vaso lleno de aire) o Taza de café (una taza corriente con el interior forrado de piel).
  • La poética del ready-made (la idea de que cualquier objeto puede convertirse en obra de arte por el sólo hecho de que el artista lo proclame así, incluso en ausencia de cualquier tipo de manipulación) es la que expresa mejor lo que Nietzsche denominó <voluntad de poder>. Al igual que el superhombre/supermujer (-->), el artista cambia el mundo con un solo gesto; o aún mejor: determina la naturaleza y el estatus de los objetos con un acto de voluntad regido por su libre albedrío.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO