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EVOLUCIONISMO




Desde el punto de vista puramente científico, la doctrina de Darwin se puede resumir en dos proposiciones básicas:


  • el principio de la variación casual afirma que entre los individuos de la misma especie se producen mutaciones no programadas y no dirigidas de los caracteres morfológicos, fisiológicos y del comportamiento; estas particularidades individuales son en parte hereditarias;

  • el principio de la <selección> afirma que los animales de todas las especies tienen tendencia a reproducirse según una progresión geométrica, pero la escasez de recursos disponibles impone una <lucha por la vida con efectos selectivos>. Esto determina la muerte de los individuos con variaciones individuales menos eficientes mientras que, por el contrario, los más aptos tienen a su alcance más posibilidades de reproducirse y transmitir a sus descendientes sus propias características hereditarias. A lo largo de muchas generaciones, las variaciones especialmente adecuadas al ambiente se convierten en patrimonio de toda la especie (sencillamente porque los individuos que no están dotados de ellas acaban muriendo), determinando de este modo la evolución. 

Contrariamente al fijismo (-->) aristotélico, las especies animales no existen desde siempre, sino que son el resultado de un proceso de crecimiento evolutivo que incluye también al género humano.


En los primeros decenios del s. XX, el mecanismo de la transmisión hereditaria de los caracteres, introducido por Darwin como una suposición, encontró una explicación articulada en la genética que tuvo su desarrollo sobre la base de las intuiciones del abad austriaco J. G. Mendel. La fusión de las dos doctrinas, perfectamente compatibles entre sí, originó el neoevolucionismo contemporáneo. 

La doctrina de Darwin ha tenido un impacto sobre la cultura que supera los límites de la biología.

  • En el plano religioso, la explicación por vía evolutiva del nacimiento del hombre y de la mujer se consideró incompatible con la teología de la creación (-->), determinando un enfrentamiento entre fe y ciencia comparable solamente al que se produjo tras la revolución copernicana (-->) en el s. SVI.
  • En el plano político, a finales del s. XIX se abrió camino el darwinismo social: es decir, la idea de que el evolucionismo podía ser asumido como una suerte de programa para mejorar la especie humana, tanto a través de los métodos de la eugenesia (programación de los aparejamientos entre los más dotados) como a través de la selección de los menos dotados. Conjugando el darwinismo social con la idea de raza (-->), el nazismo transformó el concepto de selección biológica en un programa de exterminio de las categorías sociales consideradas anómalas (locos, homosexuales, marginados, judíos). Igualmente falsa es la lectura social del darwinismo, que equipara la selección natural al mecanismo de la libre competencia capitalista. Hoy es una opinión generalizada que todas las interpretaciones políticas del darwinismo son erróneas.
  • En cuanto al plano filosófico, el evolucionismo se encuentra en la base de la doctrina del progreso universal de H. Spencer y de la evolución creadora de H. Bergson.


TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO