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VANGUARDIAS




Se llaman vanguardias todos los movimientos presentes en la pintura, la escultura, la literatura, la música y el teatro que, a partir de los últimos treinta años del s. XIX y la primera mitad del XX se entregaron a la tarea de la renovación radical (emancipación) del arte: surrealismo (-->), dadaísmo (-->), abstraccionismo (-->), futurismo, y expresionismo son los más importantes. Más allá de las variadas poéticas que caracterizan a las distintas tendencias, en el fenómeno de las vanguardias se observan algunos rasgos comunes:

  • la experimentación de nuevas formas de lenguaje y el radicalismo de las soluciones, a menudo innovadoras y transgresoras;
  • la acusada carga ideológica de la actividad artística, considerada como el anuncio y el banco de pruebas de una renovación radical de la cultura y de la vida;
  • la actitud revolucionaria respeto al pasado, negado en bloque, y respecto a cualquier forma de tradición, así como la tensión hacia la utopía (-->) y la crítica contra las formas tradicionales de la racionalidad (algunos de los más importantes movimientos de vanguardia optaron por opciones políticas muy concretas; muchos artistas surrealistas, por ejemplo, se afiliaron al Partido Comunista, y muchos futuristas hicieron lo propio con el fascismo);
  • la lógica de la superación recíproca, consecuencia de un planteamiento fuertemente ideológico y a menudo sectario. El propio término <vanguardia> (lo que va por delante de otras cosas) da a entender una idea muy sólida de la verdad: los grupos vanguardistas (divididos por polémicas a menudo encarnizadas) actuaban como si hubiesen descubierto el significado definitivo del arte y el secreto de la estética, tratando de imponer universalmente su definición, muy frecuentemente con actuaciones puramente propagandísticas.


Sobre la valoración del fenómeno vanguardista, típico y exclusivo del arte contemporáneo, se ha desarrollado un animado debate especialmente en el seno de la cultura de orientación marxista.

Para el filósofo húngaro G. Lukács (1885-1971), las vanguardias son en su conjunto expresiones negativas y antihumanas del irracionalismo (-->) contemporáneo, efecto a su vez de la decadencia histórica, económica e ideológica de la burguesía capitalista en la fase de su suprema caída. Los pintores <de vanguardia> (así como Proust, Joyce, Kafka, Musil en el ámbito literario), con la sistemática colocación en primer plano de las cuestiones formales en contraposición con el contenido, revelan la crisis de la razón burguesa.

En abierta polémica con Lukács están las valoraciones de W. Benjamin (1892-1940) y T. W. Adorno (1903-1969). Los dos filósofos alemanes vieron en las vanguardias la expresión de un positivo deseo de libertad y de cambio: una rebelión contra el dominio cultural impuesto por las clases dominantes. La dureza de las formas expresivas, la <dificultad> y el carácter no inmediato del arte vanguardista no deben ser criticados como un rasgo elitista y antipopular, sino que deben defenderse como expresión del carácter negativo y de la desdicha a la que la decadente burguesía condena inexorablemente al hombre contemporáneo.

Cabe recordar, finalmente, que a partir de los años setenta del s. XX, la afirmación de los posmoderno(-->) significó el final del sistema de las vanguardias.




TOMADO DE ATLAS UNIVERSAL DE FILOSOFÍA - OCEANO